CAPITULO 92: Nada es lo que parece
–Listo termine –El fuerte rechinido de la puerta, y la voz de Reiko dentro de la habitación me hizo despejarme de mis pensamientos y por instinto mirar a dirección de esta– ¿Bill, estas aquí...?
– ¡Si, aquí estoy!... ¡Ya voy!–Le di un ultimo vistazo al anaranjado paisaje que se deformaba delante de mis ojos, dando la bienvenida a una negra y elegante noche. Me di la vuelta y entré desanimado al interior del cuarto.
Reiko estaba empapado de pies a cabeza, con cientos de pequeñas gotas escurriéndole por todo el cuerpo. Simplemente cubierto con una toalla atada a la cintura y otra más pequeña la tenia frotándola sobre su cabello, haciendo el intento de secarlo. Al verme entrar del balcón, abrió los ojos como platos.
– ¿Que…Qué hacías afuera? –Puso una cara que me hizo sentir completamente débil, triste, apagado…
–Nada…Solo Salí para tomar aire fresco, es todo–Me dirigí de nuevo a mi cama y me senté en ella dejando mis pulmones vacios de aire al soltar un largo y ruidoso suspiro.
– ¿Seguro? –Lo sabia…No confía en mi– Bill sabes que no pu…
– ¡Reiko! –Lo interrumpí antes de que empezara otro irremediable sermón del cual yo no tenia nada de ganas de escuchar. Como dije…Todas las personas que tenia a mi alrededor, no me dejaban estar en lugares “Altos y peligrosos” y con Reiko no era la excepción… ¿En verdad me cree capaz de…?
Como había dicho, el no confía en mí. Aun cuando dije claramente que lo que paso ese día fue que no estaba precisamente en mis cinco sentidos, que resbale sin querer de aquel edificio, que todo fue una estúpida equivocación, todos se quedaron con la idea de que eso era una mentira, y lo peor es que tenían razón…El único que sabe la verdad exactamente como paso es Tom, mi ángel salvador…Solo el–Estoy bien ¿Si? ¿En verdad me crees capaz de cometer una locura? Yo no soy así…–Reiko dejo de secarse el cabello y bajo la cabeza desviando la mirada de mí al piso…Odie eso…Me hizo dar a entender que dudaba.
–No Bill…Yo se que tu no eres capaz de hacer semejante atrocidad, solo que…Soy una persona que se deja llevar por lo que dice la gente, por lo que ve en la TV, por lo que escucha en las noticias…Es todo.
–Pues eso esta muy mal Reiko…–Ya no lo miraba…Me la pase observando mis pies, moviéndolos de arriba abajo, jugando solamente, tratando de evadir el exasperante tema otra vez. Reiko pareció hacer lo mismo, ya que no articulo ninguna palabra más y así de simple me dio la espalda y se encamino hacia un buro que estaba en frente, colocando la toalla que hace unos instantes se encontraba en su cabeza, secando su cabello…Lo mire y fruncí el ceño–No me digas que ya te bañaste ¿Tan rápido? –Giro en dirección hacia a mi y sonrió de lado.
–Te dije que no tardaría.
–Si pero eso fue… ¿Cuanto te llevaste? No mas de cinco minutos… ¿A eso le llamas bañarse? más bien parece que solo te diste un enjuague…–Reiko se encogió de hombros mientras se alborotaba el cabello con una mano. Me miraba sonriente, sin duda alguna lo que había pasado hace un instante, había quedado sin rencores–…Por que ni un perro se baña así de rápido, ni siquiera a lengüetazos–Hable al mismo tiempo que me recostaba en la cama, sintiendo como la piel de mi pecho se me erizaba al apoyarme sobre las frías sabanas.
–Ha-Ha, mira que gracioso–Sonreí burlón delante de el– Deberás Bill que tu aprovechas cualquier situación para fastidiarme–Reviro los ojos y continuo–En la mañana ya me había duchado, por eso solo me metí a darme un remojón y ya. Es que con el calor que esta haciendo, dan ganas de hasta meterse en la nevera, ya sabes, quedar igual de frio que un pequeño cubito de hielo…No, mejor uno grande–Me encantaba ver siempre su buen humor, siempre tenia que salir con alguna frase incoherente, bueno así siempre a sido el– Por que… ¿Algún problema? ¿O que a caso me vas a enseñar a como bañarme? por que estoy a tu disposición ¡eh! Tu solo di rana y yo salto–Abrí la boca y los ojos desmesuradamente.
– ¿Qué…Te enseñe yo a que?
–Si tu, ya sabes, los dos solos en la tina, con muchísima espuma, tanta como simulara estar sobre una nube aunque eso si…Estaríamos apretados, no cabríamos muy bien que digamos y…
– ¡Ya cállate! … –Ni un minuto me duro el gusto de estar acostado. Ya que de un jalón me levante, quedando sentado de nuevo…Eso si que no me lo esperaba– ¿¡Pero que estupideces estas diciendo? De plano tu no tienes uso de razón, a veces me sacas mucho de onda ¿Sabes? –Limpie el sudor que empezaba a aparecer en mi frente…Reiko me había puesto nervioso. ¿Pero que coño le pasaba? Su buen sentido del humor que tiene el, me había decepcionado al arruinarlo con semejante idiotez. ¿Que podía decirle? No se me ocurría nada, lo mejor era ignorarlo, como cobardemente siempre hago para huir de temas incómodos…De cosas que no me hacen la más mínima gracia hablar.
Me estaba empezando a sentir muy incomodo. Que estuviera diciéndome todas esas cosas me hacían sentir muy, muy nervioso. La forma en que pronunció cada palabra y el énfasis que puso en ellas, y luego las expresiones que formulo en su rostro, provocaba que…Bueno que…Que…Yo… ¡Joder!… ¡Provocaba que mi mente imaginara cada puta cosa de todo lo que dijo!…Fue, inevitable. Me sentía apenado. No, no, no Bill, por dios sácate esas imágenes de la cabeza…Ya mismo. Parece que ahora se le esta dando la mala costumbre de hacer bromas de mal gusto a la gente…A mi. Bill, tranquilo por favor, solo es una broma, nada por lo cual alterarse…Solo una broma, bueno otra.
–Me encanta las caras que haces cuando te pones nervioso…Te ves tan adorable cuando te intimido– La macabra y enorme sonrisa que adornaba su rostro era lo único que podía contemplar. Jodido Reiko, como detesto que siempre logre lo que quiere, claro, si tiene que ver con migo. Siempre me toma por idiota…Aunque nunca me lo ha dicho a la cara, uno se da cuenta. Me mangonea y juega con migo como si fuera su muñeco, a veces sin darme cuenta me controla como quiere y cuando quiere, justo como en estos casos, logró que mis mejillas se sonrojaran de inmediato por lo avergonzado que me encontraba, ¿Cómo me atreví a imaginar la escena truncada que estuvo a un pelo de describir?…Era patético.
– ¿Qué otra cara quieres que ponga? Esa es mi única reacción a las estupideces que dices, no tengo otra–Negó con la cabeza ensanchando aun más esa sonrisa muy característica en el mientras que yo achinaba los ojos…Solo observándolo. Sin percatarme de nada, se inclino un poco hacia a mi y sacudió la cabeza hacia ambos lados, salpicándome la cara con la diminuta lluvia de gotitas que se desprendieron de su lacio y agitado cabello– ¡Joder Reiko!– Lo único que pude hacer para protegerme fue alzar las manos y agachar la cabeza–No seas pesado coño…–Con el pelo todo enmarañado volvió a reírse.
–No lo soy…
–Si como no…Por cierto, la próxima vez antes de que salgas del baño, sécate bien ¿Si? –Por inercia volteé a ver desde la entrada del baño hasta Reiko–Dejaste todo el piso mojado. Parece un rio proveniente de ti…En un mal paso que de sobre el suelo encharcado, me resbalo y me rompo un brazo…Quedaría en tu conciencia–No era por exagerar o por molestar a Reiko, solo quise dar un punto a su falta de higiene y, bueno si…Mi inestable irritabilidad se involucraba un poco también. Pero Reiko siempre termina exasperándome, así que todo mi mal genio no es solo por nada. Lo mire con ojos amenazantes, dándole a entender a lo que se atenía si cometía otro error–…Ya viste como se puso Tom hace rato…No te la acabarías.
– ¿Qué? ¿Así que esa es tu amenaza? –Alzo los brazos de forma vacilante– ¡WOW! Mi terrible castigo seria Tom, como tiemblo…–Simulo titiritar y prosiguió– Vaya, no me hagas reír Bill, creí que dirías algo mas intimidante como…Que tú serias quien me pusiera en mi lugar, que tu solo fueras capaz de hacerlo, no tu hermano…Que confianza te tienes eh–Sentí como si un balde de agua fría cayera por todo mi cuerpo congelándome de pies a cabeza. Yo, Bill…El chico inconforme que según se había propuesto a ya no volver a depender de alguien mas, el que se había plantado una ideología estricta para valerse por si mismo, el que se había asegurado que de ahora en adelante seria él quien se enfrentaría a todo solo…Soy una completa farsa. Ni siquiera una hora…Ni una puta hora paso desde mi “Superable propósito” Para que así de rápido ya este pensando en que Tom me ayude, de que Tom sea quien tome venganza por mí de este “Disque” problema que aun no existía ¿Pero Bill que mierda tienes en la cabeza? ¿En verdad es tan difícil tratar de sobresalir solo? Me sentía tan débil como siempre he sido, si de algo estaba seguro es que de ahora en adelante trataría de ya no ser ese chico ingenuo a quien proteger…Todo lo contrario. Ahora seré yo quien de su apoyo.
–Bueno basta, no es eso…Lo dije solo para molestarte, vi lo pálido que te pusiste cuando Tom estaba apunto de romperte la cara, pensé que te intimidarías con eso, aunque viéndolo desde otra perspectiva, los dos actuaron como unos críos...
Trate de pasar lo más indiferente que pude, Reiko siempre es muy persistente, y si empezaba con un nuevo tema no me lo sacaría de aquí nunca.
–Si vale, ya mejor dejémoslo así, no quiero hablar de eso– Me dio la espalda y comenzó a buscar su ropa con la mirada, pasándola de un rincón de la habitación a otro. Por lo visto, no tenia ni idea de donde la había dejado. Otro chico mas despistado no podría haber conocido.
–Si fuera víbora ya te hubiera mordido–Ahora me tocaba burlarme de él, de su torpeza. Me miro todavía confundido. Desorbite los ojos y sonreí mientras le indicaba con la mirada donde se encontraba su ropa. Era evidente… Se encontraba a un lado de él, posada sobre una pequeña mesita– Pero si estas en la luna eh…Eres tan bruto– Me dedico un mal gesto, no se si lo hizo con sarcasmo o fue de verdad, pero no me importo. Con unos simples pasos llego hacia donde estaban sus prendas. Note que hizo el intento de protestar algo, pero al final se quedo callado sin decir mas, quedando solamente para sus adentros. Me mantuve sentado sobre el borde de la cama observándolo simplemente con una maliciosa sonrisa de victoria en mi rostro. Por que eso si, aunque haya sido algo pequeño e insignificante, le había ganado. Se encontraba justamente parado frente a mí, como a un metro de distancia, estirando y sacudiendo lo que se pondría.
Y de repente, olvidando por un momento lo tan descarado que era, como si alguien le hubiera dicho “Arruínale el día a Bill” hizo algo que me saco por completo de lugar, sin duda alguna no me lo esperaba.
CONTINUARA…
0 comentarios:
Publicar un comentario