CAPITULO 88: Yo estoy contigo
–Tom no te enfades, fue solo… Eso, una pequeña broma que le jugué a Bill, pero bueno, al parecer creo que fui un poco duro, pero en verdad no fue mi intención hacerlo llorar– ¿Esa era su explicación? ¿Solo eso?
– ¡Fuiste un verdadero hijo de puta! ¡Un imbécil!… –El no replico absolutamente nada acerca del ultimo comentario que dije…No tenia derecho de justificarse…No se lo merecía. Mientras tanto, Bill se acerco hasta quedar frente a mí, y hundió de nuevo su cabeza en mi pecho. De lo poco que ya se había calmado, lo quebranto al volver a llorar mas, mientras me estrechaba fuertemente contra el…Gesto que no correspondí. Cerré los ojos apretándolos fuertemente tratando de asimilar lo que me habían dicho.
– ¡Entonces que!… ¿¡No paso nada!? Todo esto fue una farsa, una… ¿Bromita? –Tome a Bill por los hombros alejándolo de mí. Me había enojado…Estaba cabreadísimo, y si fuera posible sacaría humo por la nariz. Bill por obvio, tuvo resistencia aferrándose a mi chamarra por los lados de mi cintura…No se esperaba esto– ¿Cómo puedes ser tan torpe Bill?
– ¿Cómo…Me dijiste?–Me miro confundido.
–Tom tranquilo, ya te dije que quien tubo la culpa aquí fui yo. Me pase y lo siento yo…–Reiko trataba de excusarse pero no lo escuche. Ahora el indignado era yo. Odiaba que me tomaran el pelo, lo odiaba bastante.
– ¡No te metas! ¿Si? esto es solo con Bill–Reiko se encogió un poco al interrumpirlo de repente. Hizo una mueca de desaprobación al mismo tiempo que negó con la cabeza y balbuceo palabras que no pude distinguir. Clave la mirada de nuevo en mi pequeño hermano– ¿Estas ciego, sordo quizás Bill?
– ¡Tom!
– ¡Que no te metas coño! –Si se pudiera asesinar con la mirada Reiko definitivamente seria hombre muerto, le lance una mirada fusilante, para que dejara de intervenir, se que lo que trataba de hacer era calmarme pero no podía darle el gusto y mucho menos ahora. De nuevo gire hacia Bill, ni siquiera tuve compasión al verlo con la cara completamente desencajada, de eso ya no había en mi– A ver Bill dime, ¿Como demonios no te diste cuenta de quien era? Hay que ser demasiado bruto para eso– No me importaba quien sea, cuando me enojo suelo desquitarme con todo el mundo fuera quien fuera, en este caso quien pagaba los platos rotos era mi Bill.
– ¡No me llames de esa forma que lo detesto! –Bill hablo fuerte, haciendo que su frágil voz, ya muy quebrada por el llanto, se rompiera aun más.
– ¡Es que no entiendo como no lo dedujiste! Por dios es Reiko, tu muy bien sabes como es el–Bill tenia la cabeza gacha, observándome como cualquier niño regañado, pero de esos que no se quedan callados digas lo que digas.
– ¡Ósea que…Lo estas defendiendo!
– ¡Aquí no estoy ni defendiendo ni de parte de nadie! ¿Si? Los dos son unos idiotas, tanto Reiko como tú Bill… ¿Como cojones no te diste cuenta? Solo quiero entender eso–Ahora si, compasión ¿Qué es la compasión? En este momento no tenía la menor idea.
– ¡Estaba completamente a…Snif…Oscuras Tom! No lo vi…Pensé que era un tipo que se había metido a mi habitación..Snif…No lo reconocí joder–Y de Bill ya no quedaban mas escrúpulos, solo mas incoherencias por su parte…Paciencia Tom, paciencia…
–Dios Bill, es que me resulta difícil de creer lo que me cuentas, lo conoces de por mucho, me pregunto que has de tener en la cabeza para bloquear la idea de que era Reiko, es tan obvio, como…– Corte la frase de golpe cuando me percate de algo idiota a estos extremos…Aun no sabia exactamente que era lo que había pasado entre ellos, así que caí en la cuenta de que era algo estúpido estarle reprochando de algo que no viví. Si, sabia algo…Reiko fue el culpable de todo esto, pero ¿El culpable de que? De eso ni enterado…Hasta ahora. Esta discusión no nos llevaba a ningún lado. Respire profundamente tratando de tranquilizarme un poco, mi enfado era un obstáculo difícil de atravesar, sabia que si seguía con esta actitud no podría sacar conclusiones. Lo mejor seria tratar de calmarme y asimilar lo que había pasado ósea…Nada…Momento, eso era lo importante ahora, que no le paso nada. “Mira Tom ¿Quién te mira completamente desanimado al estarlo regañando a pesar de haber pasado un susto de muerte? ¿Quién tiene las mejillas rojas y la cara húmeda de no parar de llorar? ¿Quien es esa persona a la que pensaste por un momento que perderías? ¿Quien esta desilusionado al pensar que lo apoyarías después de todo esto? ¿Quién se puso feliz de verte al momento de ir a buscarlo? ¿A quien tienes en frente? Es Bill…Aquí esta Bill, un poco asustado, con frio quizás, pero esta a salvo, nada de todo lo que se te cruzo por la cabeza le paso, nada de lo que puedas estarte lamentando ahora. Así que mejor relájate y deja que las cosas sigan con calma sin que puedan llegar a algo de lo que te puedas arrepentir. Bill esta contigo como siempre…Como debe de ser”.
Bill estaba tratando de tranquilizarse, podía notarlo, pero parecía tener un poco de dificultad en eso…Ya no se si lloraba por lo que paso o por el enojo que tiene contra Reiko o contra mi…De vez en cuando aspiraba por la nariz tratando de controlarse, quito su mirada destrozada de mí y la planto al piso aunque no por mucho. Me acerque a él y lo tome de la cara levantándola con suavidad para que me mirara, Bill no rechisto y accedió hacerlo clavando sus brillantes ojos en los míos con las cejas levantadas, tenia tantas ganas de besarlo, de sentirlo, de darme cuenta que aun sigue conmigo, que no le paso nada, pero no podía con Reiko aun lado, aunque ni mucho me importaba su mirada clavada en nosotros al estar consolando a mi Bill. Le limpie sus mejillas con mis pulgares, acariciándolo de paso y le sonreí pasivo–Ya Bill, tranquilo ¿Vale? –El sin apartar la vista de mi, asintió débilmente con la cabeza al mismo tiempo que tragaba saliva. No pude resistirme y por tercera ocasión, tuve a Bill entre mis brazos. Lo tome de la cabeza y lo atraje hacia mi, cosa que Bill no puso resistencia y se aferro de nuevo a mi cintura rodeándola con sus finos brazos. Con la mirada extraña de Reiko sobre nosotros, no tuve mas remedio que mirarlo y guiñarle un ojo para darle a entender que “Bill es un niño delicado al que necesitan que lo apapachen si esta mal” a lo que el bajo la mirada…Avergonzado, obvio…Fue él el que provoco toda esta angustia...
–Reiko es una mierda…–Bill soltó una pequeña risita ronca tras a verle susurrado esto, pero solo el lo escucho, Reiko…En las nubes. Camino y se dirigió hacia la cama para después sentarse sobre ella.
–Me..Snif…Confundió Tom, el…Uso la voz–Revire los ojos…vaya, vaya, Con que era eso. Aparte a Bill de mí regazo de buena manera claro, y dirigí la vista hacia donde se encontraba Reiko. Me miro avergonzado, entrelazo sus manos entre si e hizo un gesto de arrepentimiento tras lo que había dicho Bill. La voz, ese idiota…Algo que tenia en particular nuestro amigo era su singular voz, cálida, suave, delicada. Tenía un acento indiscutible, muy formal para un chico de su edad. Podía hablar normalmente con nosotros como con cualquier otro chico, mencionando insultos, hablando vulgaridades, de todo…Pero en cuanto llegaban personas por ejemplo, amigos de su madre, gente de gran importancia, compañeros de su padre, el estilo de su voz cambiaba por completo. Era como si del chico de 19 años ya no quedara nada y en su lugar apareciera una persona de un fino vocabulario. Irónicamente me sorprendía como lograba hacer eso, por lo que veo Leyna “Lo educo” bastante bien. Reiko nunca fue un chico de causar problemas, al contrario era alguien respetable para los maestros, bueno si, lo “Era”, hasta que entro en su etapa de rebeldía, pero ¿Quién no a pasado por ella? le entro la costumbre de hacerle bromas a los maestros por teléfono o a cualquier otra persona.
Como mencione antes, su voz es completamente aterciopelada, frágil, pero en particular el podía hacer que esta cambiara por completo ¿Cómo? Ni yo lo sabía. De un tono delicado lo pasaba a uno más grueso y grave, como si fuera un hombre ya de edad avanzada o por lo menos mayor que el, como la voz de un hombre maduro. Cuando no le apetecía ir a clases, llamaba a la escuela fingiendo ser su padre. Era gracioso ver como carraspeaba un par de veces para darle mayor entonación a su garganta, provocando que esta quedara rígida y produjera un sonido estruendoso de ella, esa voz indiscutiblemente gruesa. Bill ahora me acababa de decir que el había usado esa misma voz. Pero que hijo de puta es este chico, ahora podía comprenderlo un poco pues viéndolo bien, hasta yo pude haber caído en su bromita. Vale, que entrara un tipo a mi habitación con intenciones de asaltarme pues no seria algo en lo que pensaras que seria una broma ¿Cierto? Bueno, eso es lo que me imagino que le pudo pasar, ahora no quería meterme en detalles sabiendo que no serian de ayuda si todo esto fue falso. Ya después me enteraría como fue que pasaron las cosas, por ahora lo que me importaba era Bill. ¡Que ya de una maldita vez deje de llorar!, me desquiciaba por completo verlo así, se comportaba de una manera sutilmente débil, no veía que fuera para tanto solo fue eso ¿no? Un susto. Que de una buena vez se tranquilice. . –Me..Snif...Asuste mucho.
–Si, eso ya se…Pero ya cálmate, ya viste que no paso nada ¿Si? Todo esta bien–Le sobe el hombro suavemente para que sintiera mi apoyo, que no se sintiera solo. Me enfadaba verlo en ese estado, pues algo que no soporta es ver a la gente llorar, no lo se, nunca se como reaccionar cuando eso sucede, eso de estar brindando mi apoyo era algo que no se me daba muy bien, pero en este caso era diferente, no se trataba de una persona, se trataba de “Mi” persona de “Mi” Bill. El siempre ha sido una persona de sentimientos frágiles, por así decirlo, es delicado. Hay que tener cuidado con cualquier cosa que le digan o le comenten, pues por mas insignificante que pudiera ser, siempre se lo toma muy enserio y mas si estos son criticas o comentarios hirientes. Ahora yo era quien se encontraba mas tranquilo, no quería que sintiera miedo o repulsión hacia mi, al contrario, el podía venir siempre a buscarme cuando quisiera solo el tiene ese privilegio, nadie mas. Había sido muy duro con el hace un momento, pero es que la situación…En verdad pensé que algo le había pasado, podía respirar tranquilo ahora, pero lo que sentí hace unos instantes, el miedo de perder a Bill, que le hicieran daño, esa sensación, se me quedará grabada por un largo tiempo –Yo estoy contigo –Le susurre de la manera mas dulce, solo a el, solo el pudo escucharlo.
Levanto el rostro temeroso y respiro hondo, como aliviado, ya estaba mejor, ya no habían sollozos, simplemente por su fino rostro bajaban esas tímidas lagrimas color negro. Se quedo clavado en mis ojos al igual que yo en los suyos y me sonrió. En un momento como este, cuando uno le esta brindando su apoyo a alguien a quien quiere, un beso, un tierno beso es lo que sella ese acto. De nuevo esas desesperadas ganas de besar sus temblorosos labios y sentirlos sobre los míos, me carcomían el cuerpo…No pedía mucho, solo eso, un beso de el. Pero como siempre a alguien ya se le estaba haciendo la costumbre de interponerse en todo, Reiko, si no fuera por que estornudo fuertemente casi ensordeciéndome los oídos, lo siguiente que pasaría en esta habitación seria algo que… Bueno, ya se imaginan. Pero no, como siempre Reiko, Reiko, Reiko, la culpa de todo la tenia el. Desorbite mis ojos hacia donde se encontraba y empecé con lo mío. De una u otra manera tenia que saciar mi enfado, ahora aunque no quisiera, quien pagaría los platos rotos seria el.
CONTINUARA...
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