CAPITULO 102: Lagrimas del corazón
“¿Por qué llorar?” En mi caso para desahogarme. “¿Desahogarte de que?” De algo incomprensible para otros. “¿Y con que objeto?” Para sentirme mejor. “¿Y te sientes mejor?” ¡No! Claro que no. Me siento mucho peor. Estoy débil, decaído, hinchado, con los ojos iguales a los de un drogadicto y verdaderamente cabreado…Muy muy cabreado. ”¿Y por que? O más bien ¿Con quien?” Ni yo mismo tengo la respuesta. ¡No! Si la tengo…La persona a la que le debo todo mi malestar y sufrimiento, a la que por su culpa estoy así, definitivamente seria el mismísimo “Yo” Bill Kaulitz. El jodido chico que se creyó todo un cuento de hadas esperando con ansias el añoñado final de “Y vivieron felices para siempre” Lo que pase por alto es que a veces la brujas suelen transformarse en personas gentiles y hermosas, para que tu de estúpido caigas en su juego y ellas logren engañarte y utilizarte a su gusto…Creo que olvide esa parte del cuento. Pero daba igual…No me importaba nada. Ya había perdido todo, mi dignidad, mi orgullo, y mi imagen engañosa de chico fuerte…Todo se había ido a la mierda justo en el momento en el que rompí a llorar. ¿Pero que había recibido a cambio? Lo único que logre recibir fueron varios apapachos y algunas que otras servilletas para secarme toda la vergüenza acumulada que tenía en la cara. Idonia sin duda seria una excelente abuela. Por otro lado mi espacio vital se vio invadido por un par de… ¡Que digo un par! Por todas las charolitas de caramelos que se encontraban esparcidas por lo largo de la barra. De esas que son de degustación para las personas ociosas que no tienen nada que hacer, en algunos casos son cacahuates, pero a mí alrededor solo había dulces. Durg se había empeñado en tratar de hacer que me sintiera mejor, con dulces, palabras de aliento y una botella de agua para calmarme el repentino hipo que me entro. Amaba ser el centro de atención, ¡Pero no así! En vez de sentirme mejor, me sentía mucho peor…Débil, débil, débil, débil, débil, débil…
–Veras Bill…–Mi inoportuno llanto había cesado un poco. Después de comerme dos o tres dulces, de quitarme el hipo con el agua, que por cierto ahora por eso me entraron ganas de mear, toda mi atención se concentro en quien en estos últimos minutos había sido mi paño de lagrimas…Idonia–Yo alguna vez estuve perdidamente enamorada de una persona…–Se quedo muda, mirando hacia algún punto muerto durante unos segundos. Como si estuviera meditando la siguiente frase que diría, buscando las palabras correctas–…Su nombre era Karol–Con la húmeda servilleta que aun tenia en la mano, limpie los restos de lágrimas que habían quedado como residuos. Quieto, ya más tranquilo, solamente escuchándola.
– ¿Tu…Esposo? –Me atreví a preguntar. Ella negó con la cabeza un par de veces. Volvió a mirarme y continúo.
–No, lo conocí desde hace unos cincuenta años mas o menos, cuando iba en la preparatoria todavía–Sonrió para si misma, como si hubiera recordado algo, no se, cualquier cosa que le hubiese provocado esa sonrisa de enamorada…Algo lindo supongo– Íbamos en salones distintos, ambos llevábamos cursando un año en la misma escuela, pero nunca nos habíamos percatado el uno del otro, hasta que llego ese hermoso día, el mas preciado, el mejor de toda mi vida…Cuando lo conocí–Después del mal trago que había pasado, no pude evitar sonreír con ella, de alguna manera ver su rostro tan pasivo y cálido me relajaba un poco y me contagiaba de cierta forma esa buena vibra.
–Si no te molesta que pregunte, ¿Cómo se conocieron?
–Fue muy raro ¿Sabes? Y lo que agradezco ya en mi avanzada edad es que no he olvidado ese día. Había estado llorando toda la tarde por una discusión que había tenido en casa con mis padres, ya sabes…La típica adolecente que andaba siempre a la contraria de lo que me mandaban, nada serio pero a esa edad todo se toma muy a pecho– ¡Uh! Esto ultimo no se si había sido una indirecta hacia a mi, o por que en cierta forma ella sabia muy bien de lo que hablaba, ¿También fue joven no? Bueno, decidí darle por su lado y no preguntar–Aunque no parezca, no era una persona muy sociable. Tenía amigos, pero no manteníamos mucho contacto, menos que amigos, compañeros de escuela, solo eso–Vaya que duro.
–En eso nos parecíamos entonces–Murmure mas para mi que para ella. Logro escucharme, pero en cierta forma supo que no seria un buen tema de conversación en este momento así que continúo.
–Me sorprendí mucho cuando escuche una voz detrás de mí. “¿Necesitas ayuda?” Esas maravillosas palabras fueron las primeras que oí salir de su boca. Cuando lo mire, se me hizo el ser más maravilloso y hermoso que pude haber visto. Con palabras exactas…Era un Ángel–Idonia parecía feliz, con cada palabra que decía el brillo de sus ojos iba aumentando, como tal enamorada.
–Supongo que el debió haber sentido lo mismo al momento de encontrarse con esos preciosos ojos–Durg se encontraba frente a mi, parecía estar pendiente de cada movimiento que ejecutaba cosa que me incomodaba, pero no mucho. Ella, de nuevo volvió a sonreír ante el comentario que Durg le había dicho, supongo que se sintió alagada…Yo lo estaría.
–Si, en cierta forma así fue, ¿Cómo lo llaman ustedes?
–Eeh… ¿Amor a primera vista?
–Exactamente Bill, lo que Karol y yo tuvimos ese día fue amor a primera vista–Se llevo la bebida a la boca, tomo un sorbo, carraspeo y siguió hablando–Se quedo toda la tarde a mi lado, preocupado, tratando de hacerme sentir mejor. Cosa que admire mucho ya que ni siquiera me conocía y de todas formas se atrevió en ayudarme, cosa que mis amigos no hicieron. Me hizo contarle lo que me había pasado, y sin dudarlo así lo hice, lo cual agradecí por que me brindo el apoyo que en ninguna otra persona había encontrado.
– Lo mismo hiciste tu conmigo…–Le dedique una leve sonrisa, ella me la devolvió y me acaricio la mejilla.
– ¿Después que paso? –Al parecer yo no era el único que estaba ansioso por conocer el resto de la historia, Durg parecía estar lleno de curiosidad tanto como yo.
–Desde ese día en adelante, nos la pasamos todo el tiempo juntos. Surgió lentamente todo, sin prisa, lo normal, llamadas, paseos, citas, cartas, fue surgiendo poco a poco. En verdad que solo teníamos ojos para nosotros dos, no había nadie mas en quien pensar...
Por egoísta que suene así era. Lo típico que es estar enamorado. Ambos habíamos sido hechizados por el travieso de Cupido y ninguno tenia la formula mágica para retenerlo ¿Les ha pasado? – Durg y yo nos miramos como si ambos estuviéramos buscando una respuesta en el otro. ¿Qué si alguna vez me había enamorado de esa forma? No lo había pensado, pero enseguida la única persona en la que pude pensar en este momento, la que logro hacer que su nombre aparcara toda mi mente, mi amor, mi otra mitad, mi reflejo, mi alma gemela, mi pesadilla, mi rival, mi enemigo…Fue Tom.
–S-si, me ha pasado– Asentí temeroso, tenia miedo de decir algo inapropiado, pero creo que no fue así. Durg había hecho lo mismo. Afirmar la temerosa pregunta.
–Entonces veo que entienden perfectamente de lo que hablo–Con cuidado tomo la botella que aun tenía una pequeña cantidad de alcohol, haciendo un sonido agudo cuando sus pulseras cargadas de oro puro chocaron con esta…Y sin pensarlo se sirvió el último sorbo. Enseguida la bebió–Bueno pues, nuestra relación así fue, como una hermosa historia de amor. Duramos siendo novios los dos años que nos faltaron de preparatoria y los cuatro años de universidad, que debo decir que por suerte fuimos a la misma escuela.
–Debió ser maravilloso.
–Si que lo fue, en definitiva la mejor época de mi vida–Bebió otro pequeño sorbo y después continuo–Al terminar la universidad nos fuimos a vivir juntos en un pequeño apartamento que rentamos entre los dos.
Yo me sentía la persona mas privilegiada de todas. Estaba muy feliz de estar a su lado, y que el estuviera conmigo. No había conocido el amor hasta que el llego a mi vida. Me enseño muchas cosas, me ayudo a ver el lado bueno de todo lo malo que me llegara a pasar, me hacia reír y me hizo sentir llena de vida.
–Vivías feliz…–Durga estaba muy atento a lo que Idonia nos relataba. Se acerco mas hacia la barra y con los codos flexionados, recargo la cabeza en estos, escuchando atentamente. ¡Vale, el chico se veía un poco cansado! Me había dado cuenta que ni un simple banquito tenía para sentarse, ¿Cuántas horas ya llevaba de pie? Ni idea, pero ya era bastante, vaya aguante que tiene, aunque me dio un poco de pena ¿Pero que podía hacer? No podía decirle que se sentara a mi lado, es obvio que no se lo permiten hacer. Suspire y decidí ignorar el hecho de que Durg no podía descansar. Simplemente me concentre en su llamativa pero diminuta sonrisa, mientras miraba a Idonia. Se le notaba en la cara que al igual que yo también quería conocer el desenlace de la historia y el por que de esta. Yo no pude cuestionarle nada a ella, solamente permanecí callado escuchándola. Quería que continuara…Y así lo hizo.
–Si, aunque debo admitir que no siempre fue todo color de rosa. También tuvimos nuestros problemas, pero nada que no se pudiera solucionar hablándolo–Me dirigió una mirada regañona. Me hizo desviar la vista por que si, sabia que esto ultimo lo había dicho disimuladamente para mi.
En pocas palabras me había dado una indirecta muy directa…Trague saliva y sin despegar los ojos de la barra a donde la había dirigido, asentí levemente.
–Si es cierto–Comento Durg–Pero Idonia yo…Tengo una duda o mas bien curiosidad–Hizo una pausa esperando a que Idonia le diera el permiso de continuar, ella asintió– ¿Jamás llegaste a comprometerte con el? Digo, es que tu nunca me habías hablado de tu esposo y bueno…Creí que nunca te habías casado.
–Y así fue, jamás me case, nunca he estado comprometida y nunca lo estaré, además ya es demasiado tarde para mi–En ese momento pude ver como el resplandeciente brillo que había conseguido durante esta pequeña charla, se iba consumiendo poco a poco al igual que una vela al apagarse hasta ya no quedar nada en ellos. De repente volví a sentirme mal, triste…
– ¿Y entonces que paso con…Karol? ¿No se llegaron a comprometer?–Esa curiosidad me mataba ¿Qué había pasado entre ellos? Quería saber. En cierta forma me esperaba un final diferente, en que me enseñara a que el amor existe y puede llegar a ser duradero mientras los dos así lo deseen, quería que así fuera, pero ¿Entonces no fue así? La curiosidad dentro de mí creció repentinamente.
–Ahí es a donde voy. Mi relación con el era tan divina, yo creía en ese entonces que jamás estaríamos lejos el uno del otro, pero me equivoque–Suspiro–Vaya que me equivoque–Su voz se torno un poco mas inaudible, apagada, parecía decaer y yo con ella.
Hizo una breve pausa, con la mirada posada al aire, a lo fantasma, y de nuevo comenzó a hablar–Me dije a mi misma, si ya llevamos años de una buena relación ¿Por qué no hacer formal nuestro noviazgo? Mi idea en si, era proponerle matrimonio, yo no soy de esas mujeres que se dejan llevar con la puta idea de que el hombre es quien debe tomar siempre la iniciativa en cuanto a tener los lindos detalles. Si el aun no me pedía nada ¿Por qué no tomar yo las riendas del asunto? –Deje de respirar un momento, no lograba coger aire. Esas palabras, todo se me hizo tan pero tan familiar. Me dieron escalofríos al recordar aquel bochornoso momento. “Anda Bill ¿Que esperas? El te quiere lo mucho que tu a el, ¿Por que dudarlo? Ve y pídeselo.” Solté de golpe el aire que había retenido durante ese pequeño lapso. Discretamente moví la cabeza un par de veces para así lograr que lo que no quería recordar desapareciera al instante. Era doloroso.
– ¿Se…Lo pediste tu? –Di que no, di que no, no, no, no…
–Así es–Me sentí de nuevo envuelto en el mismo problema, aunque fuera Idonia quien lo contaba, sentía como si fuera que ver conmigo…Tan jodidamente familiar–Había preparado lo mas cursi que a una mujer se le puede ocurrir. Cena con velas rosas, mantas de seda y todo ese rollo empalagoso–Estaba acojonada–No es por alardear pero recuerdo muy bien lo hermosa que me veía.
–Si, te creemos–Durg le tomo la mano en gesto dulce e hizo el ápice de acariciarla con el pulgar, ella sonrió.
–Esa misma tarde había salido a comprar el vestido mas lindo que encontré, me quedaba perfecto–Esbozo una dulce sonrisa cosa que Durg y yo imitamos…Fue una sonrisa sincera–Recuerdo que Karol llego a media noche y rápidamente sin perder ni un solo segundo, lo invite a sentarse. Ahora que lo pienso bien tal vez fui un poco impulsiva ya que sin saber como empezar, fui directamente al grano… ¿Te casarías conmigo…?
– ¿Y…Que fue lo que c-contesto?–Pregunte dudoso. Ahora creo que yo fui el impulsivo. No estaba seguro si había sido muy impertinente con la pregunta pero en cierta forma tenía tantas ganas de saber la respuesta. Me sentía muy identificado con ella. Era como si mi destino dependiera de cualquier cosa de lo que Idonia fuera a contestarme. El silencio en ella se hizo tenso.
– ¡Bill!...–Durg pareció darse cuenta de lo directo que fui.
–Lo siento…Pero necesito saber… ¿El te rechazo?
–Idonia, no tienes que seguir hablando de esto, si quieres lo dejamos quizás para la…
– No…–En ese instante Durg fue interrumpido justo en el momento en que ella apretó su mano tiernamente. Tal vez para transmitirle la tranquilidad que en ella se reflejaba–Esta bien Durga tranquilo. Bill tiene que escuchar esta parte, quizás la mas importante…–Trague saliva pesadamente. Desde un principio supe que la historia en si, era con el fin de que yo la escuchara por que iba directa para mi...
Pero ver a Idonia decir eso, decir claramente que yo tenia que oír lo siguiente de la historia, me ponía los pelos de punta. Lo que se me avecinaba a continuación creo que no seria fácil de asimilar– Tienes razón Bill, el me rechazo, el no quiso casarse conmigo–Sentí la garganta seca, como un desierto sin agua…Y en ese instante las piezas encajaron. Ella estaba relatando lo mismo que había pasado con Tom hace un momento, era prácticamente la misma historia a diferencia de los personajes, pero en si tenia exactamente la misma consecuencia…Un “No” por respuesta. La esperanza de que hubiera accedido a su petición, que hubiera gritado a los cuatro vientos “Si Idonia, si quiero casarme contigo” se había esfumado tan rápido como se desvanece la espuma. Podía ver en ella mi final sin estar escrito en mi destino. No podía ser cierto…
– ¡Pero que estúpido! ¡Por que Idonia! ¿Por que dijo No?–Estaba enfadado, frustrado tal vez, en ese instante odie al tal Karol, ¿Por qué la había rechazado? Según ella lo que tenían era verdadero y duradero ¿Y entonces? – ¡No entiendo! Se supone que te amaba ¿No?
– ¡Bill no te exaltes! Déjala continuar–Me toco el hombro para tratar de tranquilizarme pero yo con un simple gesto lo evadí.
– ¡Por que! ¡Por que te rechazo, no lo entiendo! Te amaba…
–Así fue Bill, el me amaba, pero en ese entonces yo no fui capaz de verlo. El odio y el coraje que sentí al momento en que me rechazo invadió todo mi cuerpo...
Dejando sin lugar al amor que en algún momento sentí por el–Se quedo quieta, callada por unos segundos, pensando o quizás recordando entre su pasado aquel momento. Yo permanecí en silencio, solo podía escuchar mi fuerte respiración–Le pregunte por que pero el nunca me dio una respuesta, eso me colmaba mas, que fue entonces todo estos años juntos ¿Un juego? Antes ya habíamos hablado del matrimonio y el parecía estar igual de emocionado que yo sobre el tema, por eso no temí al momento de preguntarle, estaba segura que diría que si, pero me equivoque– ¡Si! Ya somos dos.
– Y… ¿Qué hiciste?
–Ya no quedaba nada que hacer. Una mañana, en vez de saludarnos con el típico “Buenos días” o “¿Como amaneciste amor?“ Me lastimo muchísimo cuando dijo que lo mejor seria que me fuera…Y así lo hice. Yo soy una persona muy orgullosa, tampoco me la iba a pasar con alguien a quien no le interese. Por eso así lo decidí, me fui y lo deje. Así sin más que decir o hacer…Y a el pareció no importarle– Idonia no parecía estar enfadada o alterada, es mas, estaba muy tranquila. Como si este tema no le provocara ningún sentimiento al recordarlo, en cambio a mi. Yo en su lugar ya estuviera llorando al momento en el que los recuerdos invadieran mi mente, como paso hace un rato. Se me revolvió el estomago cuando dijo que se había marchado de su lado, que le había dejado solo. Yo también suelo ser una persona muy orgullosa e incluso vengativa pero ¿Seria capaz de abandonar a Tom?...
¿En verdad podría ser tan fuerte como para dejarlo? No, no quería pensar en esa posibilidad pero, Si yo a el ya no le importo ¿Por qué seguir con el? “Si no te quieren como tú quieres que te quieran, ¿qué importa que te quieran?”
–Pero, no lo hablaron, ¿No arreglaron el problema?
–Ya no había mas que hablar, ya no era lo mismo. En cierto modo el había cambiado mucho desde ese día. Ya no sonreía, ya no me miraba con ese brillo en sus ojos, incluso dejamos de dirigirnos la palabra aun viviendo en la misma casa, cada quien por su lado. No era cuestión mía si no suya, el era quien me evitaba a toda costa…Eso ya no lo pude soportar.
–Pero tú dijiste que se amaban, ¿Dónde quedo todo eso? No pudo desaparecer así simplemente por que si…–No podía dejarme a medias, ahora más que ninguna otra historia que me hubieran contando antes, quería saber el desenlace, la razones, ¡Todo! Tenia el presentimiento que iba a aprender algo bueno de todo esto, quizás esa era la razón por la cual necesitaba saber el final…En verdad lo necesitaba.
–Y tienes razón, el amor no desaparece de la noche a la mañana. Aunque déjame decirte, se puede tener en lo más profundo del alma un corazón cálido, y sin embargo, puede ser que nadie acuda a él. Pero si alguna vez vivió en este, no siempre se puede tener lo necesario para que viva en el por siempre.
– ¿Qué quieres decir con eso? –Pude notar a Durg tan confundido como yo, y concordaba con su pregunta ¿Qué nos quiso decir? Cada vez entendía menos.
–Conseguí trabajo y permanecí en el por cinco años. Sola. Pero aun así con el largo tiempo transcurrido, no paso ni un solo día en que no pensara en el. Lo echaba mucho de menos, lo necesitaba, ¡Siempre! Pero él en ningún momento trato de localizarme. Cuando me fui de la casa no trato de detenerme y mucho menos fue a buscarme, entonces ¿Por qué quedarme? En ese momento supe que lo mejor seria irme lejos y olvidarlo, hacer real su petición. Aunque en si no funciono pues como dije no había manera de sacarlo de mis pensamientos. Pero me esforcé–De manera continua, tomo la copa que tenia frente a ella y sin pensárselo dos veces la dirigió hacia su boca, pero no paso de eso, no la bebió. Se quedo pensativa de nuevo, idealizando dentro de si, recordando cosas que estaba seguro que no diría, cosas que omitir y que no. Quizás eran más personales pero tampoco le obligaría a decirlas. No tardo mucho para que continuara hablando–Lo peor es que en ese entonces yo no tenia idea del por que de su rechazo y el por que me había obligado a dejarle, no tal cual como suena la palabra pero si con sus acciones.
– ¿A que te refieres? –Pregunte extrañado. Ahora el semblante de Idonia había cambiado por completo. Había palidecido en un instante, quizás ahora vendría la peor parte, pero ¿Estaba listo para escuchar? ”Por injusto que parezca, por muy mal que nos hayan tratado o el daño que nos hubieran provocado, siempre suelen tener consecuencias y razones...
Escucha Bill, ahora lo que te voy a contar es algo que cambio mi vida radicalmente. Pon atención y aprende de esto…” Y así lo haría.
–Hace poco, cuatro años mas o menos, recibí una llamada–De pronto esos grandes y exageradamente maquillados ojos me miraron con tristeza, sabia o mas bien podía sentir que ahora mas que nunca tenia que prestarle mi total atención. Aun no estaba seguro si hacia lo correcto pero en cierto modo su intención era ayudarme, darme alguna salida o algún consejo y yo me sentía preparado, pero al mismo tiempo, lleno de miedo. Era como si estuviera a punto de dictarme sentencia o darme pena de muerte, pero no me iba a echar para atrás. De cualquier forma son anécdotas que lamentablemente coincidían con lo que yo había vivido, pero no me importaba. Como un gesto de fortaleza, pose mi mano sobre la suya, ya que esta había sido abandonada por Durg, haciéndole saber que la escuchaba y que estaba listo para cualquier cosa que estuviera apunto de decir–Era del hospital. Un doctor me llamo y dijo que era importante que fuera para halla. Yo no entendía el por que de la llamada así que ni me inmute a ir. Creí que se habían equivocado de persona, así que lo ignore. Pero como pasaban los días las llamadas iban aumentando y mi paciencia disminuyendo. Yo ya no cogía el teléfono por el simple hecho de mirar el identificador me daba cuenta que provenía de aquel sitio. Pero de igual forma la curiosidad fue aumentando y conteste.
Quizás y si les decía de una buena vez que se habían equivocado ya no me molestarían, pero mayor fue mi sorpresa cuando me dijeron de quien se trataba–Bajo la cabeza y suspiro.
– ¿Karol…?–En el momento en el que mencione ese nombre, su mirada volvió a posarse en mi y en Durg aleatoriamente. Pude notar la tristeza que aun surgía de sus ojos.
–Si. El doctor me dijo que Karol llevaba internado en ese hospital ya un largo tiempo–Abrí mucho los ojos. ¿En el hospital? Pude predecir lo a lo que Idonia quería llegar al ver su expresión llena de melancolía y desgano–El, tenia cáncer, esa había sido la causa de su muerte– ¡Crash! Mi corazón reventó como tal globo al que se le es acercado a una aguja, se hizo añicos justo como si este estuviese hecho de cristal, como si alguien lo hubiera estrujado entre su puño hasta romperlo y hacerlo pedacitos, exactamente eso pude sentir. Escuchar que su amor, su vida, el hombre con el que ella había compartido su corazón, la había dejado, aquí sola, en este mundo sin compasión. Era como si por el simple hecho de tocar su mano, pudiera sentir todo ese sufrimiento que le provocaba recordar ese cruel momento. Me estaba desmoronando de nuevo…
– ¿Cáncer? Pero como, el… ¿Estaba enfermo?–Durg también tenia ese gesto de incertidumbre en el rostro. Estaba seguro que si en este instante posaba mi mano sobre su pecho podría ver y sentir claramente como retumbaría por los latidos acelerados de su corazón, estábamos igual. Totalmente en shock.
–Si, y lo peor es que yo nunca lo supe hasta ese momento. En cuanto me dijo que se trataba de Karol, no perdí más tiempo y tome el primer vuelo para alcanzarlo. El ya había fallecido pero el deseo y las ansias de verlo me ganaron. Quizás tenia las esperanzas de que si el me sentía cerca, tal vez así despertaría, el abriría sus ojos y se daría cuenta de que yo estaba junto con el, a su lado. Una locura ¿Verdad? Pero si vieran como es la mente humana que nos hace imaginarnos cosas que por muy fantasiosas que sean nos hacen sentir mejor–Tomo un poco de aire abanicándose con la manos, como si quisiera evitar que las lagrimas se le salieran, pues los ojos se le empezaban a ver mas brillosos de lo habitual, y no precisamente eran por las luces que se encontraban frente a nosotros–De cualquier forma pude llegar.
– ¿Y…Lo viste? –Mientras mas cosas pasaban en su historia, mas me daba miedo preguntar. Lo que ella me contestaba no siempre me hacia sentir bien pero era necesario. Su historia cada vez se tornaba más personal para mi, tenia que escucharla. Hasta su fin.
–Así es. Me quebré en ese momento, verlo ahí acostado, aunque los años en el habían pasado, lo reconocí al instante, logre notar que lucia tan pacifico y tranquilo. Me quemaba por dentro saber que el ya no podía verme, ya no podía escucharme, ya no podía sentirme…–Me dolía verla así ¿Pero que podía hacer? En cierta forma me sentía culpable...
Si yo no me hubiera puesto tan mal, si no hubiera exagerado, quizás ella no hubiera tenido necesidad de contar su historia. En cierta forma lo que Idonia quería era darme una lección, y aunque no quisiera escuchar, ya era tarde. Me había atrapado la curiosidad–Aunque me hubiera dejado, en ese momento olvide todo el rencor que le tenia y volví a amarlo tanto y fue mucho peor ya que ahora no podría demostrárselo…Ya era demasiado tarde. Pero algo había que todavía no entendía ¿Por qué me llamo a mi? No entendía…
–Cierto, tu ya no tenias nada que ver con el ¿Verdad?
–No Durg, mi vida y la de el ya se había echo dos caminos completamente diferentes. Después de que lo abandone, yo ya no supe nada de el hasta ese día.
–Y entonces como llegaron contigo los médicos…–Mi curiosidad se fue haciendo cada vez mayor. Ella sonrió.
–Eso mismo me pregunte. El medico me explico que el había querido que yo tuviera algo que me había dejado.
– ¿Y…Que fue?–Pregunte ansioso.
–Me dio una caja con sus pertenecías, la llave de su casa y lo mas importante…Una carta. Lo primero que hice fue ir a su casa, que por cierto era la misma donde habíamos estado viviendo juntos antes…Nuestro pequeño departamento. Fue difícil entrar, sabia que los recuerdos no tardarían en invadir mi mente, pero fui valiente y abrí la puerta. Mayor fue mi sorpresa cuando me fije en cada una de las paredes, de los cuadros que se encontraban en los muebles, en las habitaciones, en todo.
– ¿Qué había? –Durg parecía no importarle en este momento su trabajo, ya que no se movía ni un segundo de nosotros. Y había visto de tres a cinco personas que se acercaban a la barra, pero al no ser atendidos se iban. No lo culpo, yo haría lo mismo con tan entretenida historia.
–Yo. En cada uno de estos, en cada rincón de la casa me encontraba yo. Fotografías, pinturas, recuerdos o detalles que yo le había hecho alguna vez, todos estaban ahí, en ese departamento. Plasmados casi tatuados. Al ver todo eso ya no pude ser más fuerte y me solté a llorar. Llore como nunca lo había hecho en toda mi vida. Ni siquiera en aquel momento en cuando lo deje me había puesto así de frágil, necesitaba desahogarme, sacar todo lo amargo, todo el dolor, todo ese sufrir que llevaba dentro. Si alguna vez en mi vida desee ser una basura fue en ese momento. El me amaba, con tan solo entrar a la casa, pude sentirlo. Y no me equivoque.
– Pero ¿Entonces por que el te…Rechazo? –Ya no oía la música de fondo que alegraba el bar, ni las bullas ni pláticas de la gente que me rodeaba, ni siquiera prestaba atención en si alguna persona ya me había reconocido aunque dudo mucho eso. En si mis cinco sentidos a lo único que estaban concentrados era en la voz de Idonia, en su relato, no me importaba ni un comino lo demás. Aunque ella parecía muy segura de si misma al decir que su querido amante aun la seguía amando, cosa que concordaba con ella, algo no me cabía muy bien en la cabeza...
¿Por qué rayos no fue a buscarla cuando ella se fue? –Si tanto era el amor que te tenía ¿Por que te dejo ir? ¿Por qué no evito que te marcharas? Es que eso no logro entenderlo…
–En ese entonces pensaba igual que tu, pero aun me faltaba algo por ver. Tenía en mis manos lo más importante, el objeto que esperaba ansiosa por ser abierta. La carta, aquella que me había dejado–Pude ver como se le iluminaba el rostro de tan solo mencionar ese detalle…Tranquila, feliz, emocionada…
– ¿La abriste?
–Por supuesto que la abrí. No pude esperar ni un segundo mas para leerla al tenerla en mis manos, la abrí con tal desesperación que creo que rompí la nota un poco–Esbozo una leve sonrisa que Durg y yo imitamos–Recuerdo muy bien como me temblaron las manos al comenzar a leer las primeras líneas. Me lleve una gran sorpresa conforme fui avanzando y adentrándome más y mas a las palabras muertas de Karol…Jamás me lo espere. Me fui enterando del por que de su reacción tan extraña. En ella me explico que justo cuando yo le había propuesto matrimonio, en el día que pensé que seria el mejor de mi vida, para el fue todo lo contrario–Y el brillo que reflejaba su rostro, volvió a opacarse–Ese mismo día le habían entregado unos resultados del laboratorio, confirmando que por un gen hereditario, a su corta edad…Tenia cáncer–Ella era fuerte, muy muy fuerte. No comprendía como no derramaba ni una sola lágrima al estar hablando de algo tan doloroso como lo es la tragedia del amor de su vida…
Yo en su lugar ya me hubiera desmoronado. Pobrecita yo…Me sentía fatal, aunque suene cruel, sentía lastima por ella. Enterarte de algo así después de muchos años ya siendo demasiado tarde para remediarlo, era doloroso. Justo el día el que le pidió matrimonio, ahora lo entendía todo–El no quiso arrastrarme a ese sufrimiento, por eso no acepto ser mi esposo. La carta decía el quería que fuera feliz, sin el, con una vida sin preocupaciones. No viviendo con el miedo de si mi marido despertó con vida al día siguiente. Me conocía bastante bien y sabia perfectamente que si yo me enteraba que estaba enfermo, no lo dejaría, ¡Jamás! Yo a el lo amaba y nunca en la vida se me hubiera cruzado por la cabeza abandonarlo en una situación así, ¡Nunca! Y él eso lo tenía en cuenta. Por eso nunca me dijo nada y dejo que yo sola me hiciera mis propias teorías. En cierto modo el daño que me provoco fue para evitar uno peor.
–Que terrible, creo que puedo sentir claramente por lo que pasaste, en verdad te entiendo muy bien, y me siento fatal…
–No Bill, escúchame por favor–Me quede con la palabra en la boca al ser interrumpido por Idonia ¿Ahora que tenia que reprocharme?–Yo me sentí la peor persona por abandonarlo en el momento en que mas me necesitaba ¿Pero como iba a saberlo? Entonces me culpe por ello, por su dolor. Seguramente pensaría que yo ya no lo amaba pero no era verdad. Tal vez suene típico decir esto pero incluso en varias ocasiones pensé en alcanzarlo si…Sabes a lo que me refiero...
Mi corazón comenzó a latir con mas fuerza…Claro que sabia a lo que se refería, si yo incluso intente hacer lo mismo alguna vez, pero con razones distintas pero muy iguales. Observe como Durg se puso rígido y frunció el ceño lo bastante notorio como para darse cuenta que esa increíble confesión de parte de una de las personas mas importantes de su vida, le había caído justo en el hígado. Lo entiendo, imaginarse que un amigo pudo haberse quitado la vida, no se digiere muy bien. Creo que seria demasiado para él si también me pusiera a confesar lo que paso aquella noche en aquel edificio. Aunque bueno, su amigo no soy, pero creo que en algo le afectaría tan siquiera un poco ¿No?–Pero me rehusé, entendí que la mayor locura que puede hacer una persona en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie nos mate, sin otras manos que nos acaben que las de la melancolía. Eso es de cobardes, débiles. Y yo no lo soy, de ninguna manera. El hizo todo eso para no causarme dolor, y yo no iba a tirar todo a la mierda–Lleve mis brazos a mis costados, abrazándome a mi mismo. Me sentí al descubierto, tan patético, avergonzado ¿Qué había hecho yo en aquella noche cuando supuse que jamás podría ser correspondido por Tom? Buscar la salida fácil. Me sentía desprotegido, era como si ella conociera cada rincón de mi vida, como si yo fuera un libro abierto y ella tuviera el derecho de leer sus páginas. “Cuando llegues a la última página, cierra el libro”.
–Creo que se a donde vas con esto que me acabas de contar.
–Enserio Bill yo quiero que aprendas a no darte por vencido. A que las cosas se pueden solucionar mucho antes de cualquier tragedia. Si tienes a alguien por quien luchar, aférrate a ella antes de que sea demasiado tarde. No la sueltes por nada en el mundo. Uno puede sentir cuando esa persona esta hecha para nosotros. Cuando sentimos que por fin hemos encontrado a nuestra alma gemela. Dime Bill ¿Puedes sentirlo? –Tom es mi alma gemela. Siempre lo he dicho ¿Y me pregunta que si lo siento?
–S-si, claro que lo siento–En mi corazón, en mi alma, en mis pensamientos, en cada sin fin de las palabras ¡Tom es mío! Por supuesto que lo es, al igual que yo soy suyo. Quiera o no de cualquier forma siempre lo seré.
– ¿Ves? No se lo que haya pasado entre ustedes pero no creo que sea algo que no se pueda solucionar hablando. A menos que te haya dicho o hecho algo malo, algo imperdonable ¿O me equivoco? –“Que ridiculez me estas contando ¿Bromeas no?”
–Bueno pues, dijo algo que no me esperaba…Me dolió.
–Oh, entiendo ¿Pero no hablaron después de eso? ¿No quiso remediar lo que te dijo?–Me sentía un poco incomodo. Que otras personas se estén enterando de mis problemas personales no era algo de lo que estaba acostumbrado. Aun por injusto que parezca, que me comporte así después de que Idonia se dio el lujo de contarme su trágica historia...
Y yo a cambio me este comportando como un egoísta con ella al no querer soltar nada de mis problemas, no era nada justo…Ella quería ayudarme, y yo se lo permití, ¡A ella!… ¡Pero no a Durg! Con el ya era otra cosa, era un hombre y es mucho mas incomodo. Verlo cruzado de brazos frente a mi sin quitarme la vista de encima me intimidaba y mucho…Mas sabiendo quien soy en realidad.
– Mmmmh…Me llamo por mi nombre, me grito ¡BILL!…
–Y… ¿Qué le dijiste? O ¿Qué te dijo?–Fruncí el ceño y Mire a Durg. Aun no me cabía en la cabeza que el también desde un principio quiso ayudarme y se lo agradezco. Pero que se metiera en mis cosas personales era extraño. ¿Pero que podía decirle? Ya a este extremo seria patético reprocharle que mis problemas no le incumben. Lo único que hice fue revirar los ojos y darme por vencido.
– Pues…No le di tiempo de hablar. Salí corriendo de ahí.
– ¡¿Qué!? ¡Y tu como sabes si no quería arreglar las cosas! Que tal si por eso trato de detenerte…–Ya me había hecho muchas teorías del por que me rechazo, del por que no acepto, del por que piensa que soy ridículo…Muchas. De cierta forma ¡Lo odiaba! Había idealizado un aspecto de Tom completamente diferente al normal. Me había imaginado que era un mentiroso, hipócrita y aun mujeriego. ¡Que me había mentido todo el tiempo! Pero… ¡Si! Ahora existía un pero… ¿Y si Idonia tenia razón? No lo deje hablar, ahora que lo pienso ni siquiera un puto segundo le di para que hablara...
Yo fui el que me imagine un sin fin de cosas…Malas para colmo. ¿Y si me había equivocado?
–No lo había pensado así…
– ¿¡Entonces que haces aquí sentado como ostra!? Anda muchacho ve con tu novia y arreglen las cosas de una vez…Y no importa lo que pase, tu dile lo mucho que la amas–Escuche unos queditos aplausos muy cerca de mi. Durg aplaudía, alentándome a que lo hiciera con esa destellante sonrisa de comercial que le sube los ánimos a cualquiera…Me sentí en uno de esos estúpidos programas que alientan a las personas que no pueden solos con sus vidas y tienen que recurrir a esas idioteces para saber que hacer, y al final te dicen puras palabrerías “De aliento” y ya esta…Tu vida se arregla así de fácil.
¡No! No podía ir así como así. ¿Qué haría? O mas bien ¿Qué le diría?…Aunque por otro lado, ella tenia razón. Ahora podía entender el por que de las acciones de una persona. Si Tom tenia algún problema conmigo se supone que se debe hablar ¿No? Eso hacen las parejas, solucionar sus problemas. ¡Por que si! Aunque no éramos novios, yo era su pareja y el la mía, estábamos juntos ¡Da lo mismo! El punto es que creo que ahora me tocaba a mí y… ¡Un momento! Momento, momento, momento…Idonia ¿Qué…Dijo?
– ¿Novia…?– Y los aplausos de aliento, dejaron de escucharse. En cambio se sustituyeron por un ruidito de asombro…Con esto ya me jodi… ¡Estúpido, estúpido, estúpido! Que no se de cuenta por favor, que no lo haga.
¿Y por que tiene que pasarme cosas buenas? No me lo merezco. Por eso no me extraño ver los enormes ojos que puso Idonia al momento en que dude. Por favor no…
– ¡Oh! Bueno…–Note como se rasco la cabeza un poco pensativa–…Tu novio –Definitivamente este era el peor día de mi vida. ¿Por qué soy tan boca floja? Que iba a hacer, ¿Ahora que iba a decirle? Podía remediarlo ¡Claro! Arreglar mi notorio error, pero al ver los rostros de estos dos, pajareando y Durg silbando hacia un lado, no se me ocurrió otra cosa mejor que hacer que usar mis manos como escudo. Con ellas me cubrí el rostro sumamente avergonzado y agache la cabeza hasta que mi frente choco con el borde de la barra…Sentía que la cara me ardía, estaba muy acojonado ¿Que estarían pensando de mi? “Bill, no quieres saberlo”.
– ¡Uhhh!… ¿Bill, eres de la otra acera?–De repente no se por que me entraron las ganas de tener a Durg cerca de mi, lo necesitaba, quería que estuviera junto a mi, cerca para así poder golpearlo y patearlo cuantas veces fuera para desquitar mi repentino enojo que este siempre tenia que provocar. No podía faltar su ya significativo sentido del humor…”Bill eres hombre muerto”.
– ¡Durga! Por favor–Sentí como Idonia me acaricio la espalda, tratando de tranquilizarme supongo, mientras que entre mi cabello lograba ver su rostro cerca del mío, estaba un poco agachada para tratar de verme un poco. Cosa que no logro–Hijo, mírame, no hay nada de que avergonzarse ¿Si? El amor es amor...
Nadie puede juzgarnos por quienes nos enamoramos, no tienen derecho, así es esto. Venga no tengas pena no pasa nada. Anda mírame…–Sentí como me tomo por lo hombros y me levantaba. Lentamente me fui despejando un poco y aun sin levantar la vista de la barra, me coloque sobre mi asiento completamente recto.
–Es que yo…
–No Bill, no tienes que explicarnos nada ¿Ok? –Levante la mirada, encontrándome con la de Durg. Me sorprendió que no se estuviera comportando como hace unos segundos, no parecía estarse burlando de mí ¿Por qué? Esta noticia era como un tesoro del cual el podría aprovechase y usarla para causarme mucho daño, pero por alguna razón confiaba en el– ¿Pero sabes? Por un lado me alegra saber que tu pareja es…Hombre. Así ya puedo romperle la cara por estarte causando todo este mal–Fruncí el ceño y sonreí. Todo este bochornoso momento había pasado a ser uno mas relajado, normal. Lo que había notado de Durg es que todo lo serio, lo convertía en un ambiente contrario. El sabe quien soy realmente ¿Y ha hecho un alboroto por eso? ¡No! Supo en si que mi “Novio” es hombre ¿Hizo un alboroto por eso? ¡No! Me trata como si fuera normal, como si todo fuera común…Agradecí eso.
–Gracias. Pero, ¿Romperle la cara tú a él? Durg, no te ofendas pero no podrías–Me quise unir a lo normal. Si el lo hacia claro que lo seguiría…Me convenía mucho. En si era un lindo gesto lo que había dicho, pero la sola idea de imaginarme a Durg en manos de Tom me hacia gracia...
Tom no seria vencido tan fácilmente por este chico. Aun sabiendo que él es un poco mayor que nosotros, en tanto a condición física es semejante a la de Tom pero aun así, se me hacia imposible, es mas, se me hacia gracioso.
– ¿Quién dice que no puedo? Al menos que tu novio fuera un luchador de sumo lo cual dudo mucho, no veo inconvenientes–Inflo el pecho haciéndose el muy fuerte. Por otra parte Idonia solo sonreía mientras nos observaba a los dos. Yo simplemente alce las cejas–Yo se artes marciales, y autodefensa. Que por cierto también soy excelente en tiro al blanco.
– ¿Y desde cuando acá un cantinero es un excelente francotirador?
–Bueno, no siempre fui un cantinero, de hecho antes era guardaespaldas. Negocio de familia, el cual me aburrió–Abrí mucho los ojos y me carcajee ¿Guardaespaldas dijo? Que no me haga reír…Ya lo hizo.
–Pero tú no tienes la pinta de haber sido un guardaespaldas–Y era cierto. Comparado con sakí este chico era un niño a su lado ¿Y ahora me salía con que había sido guardaespaldas? Se me hace ilógico.
–Enserio que si, antes yo era encargado de custodiar a gente que lo necesitaba obvio, ya sabes, de esos de la alta sociedad.
–Y entonces “¿Por que no seguiste en el negocio de tu familia?” – Hice comillas con los dedos. ¿Negocio familiar ser guardaespaldas? Que pavada.
–Por que me arte de estar custodiando a las hijas de estos hombres. Digo esta bien que uno tenga paciencia pero también tiene sus límites.
Eso de estar yendo de compras todos los días y aparte ser quien cargue las bolsas, no gracias, yo paso–Me reí un poco acerca de su comentario pero ¡Uhh! ¿Será que mis guardaespaldas sientan lo mismo cuando me apetece ir de compras? Bueno, yo no les hago cargar las bolsas.
–Pues quien lo diría…No me lo imagino–Aun así, seguía pensando que jamás podría ganarle a Tom. Pero bueno, tampoco iba a discutirlo.
–Bill me gusta verte sonreír, es lo bueno de tener a nuestro payaso personal–Idonia aunque siempre se quedara callada cuando Durg y yo discutíamos por alguna estupidez por que para otra cosa…Bueno. Ella siempre estaba al pendiente de cómo reaccionaba, vigilando silenciosamente, observando cada movimiento o gesto que hacia, me intimidaba un poco pero también lo agradecía, pues demostraba que se preocupa por mi.
–Si lo dices por mí…Entonces quiero que me pagues. Anda que si quieren ver figuras de animalitos en globos, no será cosa de gratis ¡Eh! –Y de nuevo una sonrisa se poso en mi rostro. Reí por inercia o quizás por necesidad, ahora me la estaba pasando un poco mejor. Me gustaba estar entretenido con algo, algún tema de conversación o lo que sea, a estar sumido en un profundo pozo sin salida.
–No vale la pena pagarte si…–De repente sentí algo raro en una pierna… ¡Brrr! ¡Brrr! ¡Brrr! Algo vibraba. Un zumbido. Idonia y Durg se me quedaron mirando al quedarme completamente quieto, mirando a la nada…Hasta que reaccione. Rápidamente dirigí mi mano hacia donde sentía esa sensación vibratoria…Mi bolsillo. Había olvidado que traía el móvil conmigo. Lo saque y sin darle la mayor importancia mire la pantalla. Los ojos se me abrieron como platos cuando vi escrito en ella…”Tom llamando”.
CONTINUARA...
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