CAPITULO 101: Heridas abiertas
–Anda Billy, bebe conmigo, no me dejes sola…Toma–Después de torcer la boca y sentir como ese liquido verdusco me quemaba la garganta al tomar apenas un simple sorbo del primer brindis que hice con Idonia, ya me había acostumbrado. Y digo primero, por que haciendo cuentas, exactamente ya llevaba cinco cubatas ingeridas. La tráquea ya se me había acostumbrado a esa sensación entumecida que me dejaba cada sorbo de la bebida de la cual ni ganas tenia de saber cual era. No llevaba muchas ni pocas, sencillamente eran las que podía aguantar antes de ponerme a bailar como un mono ebrio frente a todos aquí presentes…No gracias. En cambio, Idonia parecía no tener límites. Se terminaba de beber una y enseguida volvía a servirse otra más y otra y otra, con decir que ya llevaba el triple de rondas que yo, y claro…Su segunda botella ya estaba junto a ella en la barra. Me sorprendía ver que ningún signo de incoherencia aparecía en ella. Daba la impresión de seguir tan lucida como si en su cuerpo no hubiera ni una gota de alcohol, como si aun no hubiera ingerido nada, quizás se debía a que todas las noches parecía hacer lo mismo, beber y beber o bueno, por lo que escuche eso creo que hace, pero en fin, cada uno tiene sus razones, pero por alguna razón deseaba que las mías fueran peor que las de ella. Ya había pasado una hora desde que Durg nos presento y de ahí entre cubata y cubata la charla se fue dando sola. Con eso me fui percatando bastante bien que en verdad Idonia era una buena persona, muy chismosita y vivaracha. Mientras que el molesto de Durg nos dejaba de ves en cuando solos para irse a hacer su trabajo, ella y yo nos la pasamos platicando de todo un poco, o mas bien parecía estar en un cuestionario ya que no dejaba de insistir en saber cosas de mi, como de cuando es mi cumpleaños, cuantos años tengo, que en donde naci, mi comida y películas favoritas, hasta el punto de saber quien de los dos había perdido su virginidad antes…Omitiré el resultado. Claro, por obvias razones no le dije quien era en realidad, no tenia ganas de que me enrollara en preguntas que no quería contestar, así que evite ese detalle de mi vida…Ser el cantante de Tokio Hotel. Tampoco le hable de Tom, con eso no podría soportarlo. Yo también le preguntaba cosas, para no quedarme a medias con el tema. Eran puras risas y risas entre nosotros, me inspiraba confianza y realmente eso me gustaba, me sentía cómodo a su lado. Era como platicar con alguien a quien conozco desde hace varios años, me hacia bien su compañía–Acéptala, anda…– Con la mano extendida ofreciéndome la sexta cubata para que la bebiera junto con ella, me vi obligado a hacer una mueca de repulsión al recordar el amargo sabor que aun sentía en mi boca. La mire con compasión y después negué rápido y varias veces con la cabeza.
–No, no, no, no ya no puedo beber más, ya estoy al límite…
–Oh Vamos Bill, que no me la pienso acabar sola eh…Solo una mas–Dejo el vasito en la barra y rápidamente tomo el de ella, obvio, ya estaba vacio, e inclino la botella llenando su cubata hasta el tope y enseguida tomo de nuevo el que según era el mío y lo poso frente a mi–No acepto un no por respuesta…–Mire con desgano la bebida, en si yo ya me sentía un poco mareado, y ya ganas de seguir tomando no tenia, pero con imaginar lo insistente que podía llegar a ser Idonia, quise ahorrarme toda esa batalla y dejando atrás toda mi rotunda negación por rechazar la bebida, suspire y sin nada que pueda hacer la tome.
–Coño como insistes…–Se soltó a reír mientras tomaba su cubata–Pero esta es la ultima…Vine a perderme un poco, simple distracción, no a ponerme como borracho perdido–Junte mi vasito con el suyo y por ultima ocasión, hice el afán de brindar con ella, no era necesario decir nada, no había razón en por que hacerlo, no para mi. Sin darle mas vueltas al asunto, tome el cubata y me lo metí todo a la boca tragándomelo de un jalón, teniendo cuidado de no ahogarme, pues en si, estaba exageradamente cargado. Tosí un par de veces para aclararme la garganta de la quemazón que me dejo el liquido– ¡Blag! Como quema…–Cerré los ojos y me sobe un poco la garganta. Ella simplemente rio y como si nada se tomo la bebida como si estuviera bebiendo simple agua…Que aguante. No era un bebedor experto así que tampoco quería salir de aquí con un tremendo vozarrón, lo mejor hubiera sido tomármela con calma, pero no lo hice.
–Bill no aguantas un simple trago ¿Entonces que haces en un bar? Si una chica linda te invita algo no debes de rechazarla, tienes que aprender a beber como se debe, y para eso tienes a la mejor maestra a tus pies– Me toco el hombro como gesto de apoyo, yo simplemente seguí tragando saliva para calmar la sensación perturbadora que seguía sintiendo en la garganta.
– ¿Un trago? He soportado seis tragos contigo, y son los únicos que pienso tomarme, no tengo tanto “Profesionalismo” como tu y ni pienso tenerlo. Yo solo vine a distraerme, solo a eso.
–Si querías distraerte un poco pues mejor te hubieras ido a bailar o a enrollarte con una chica, eso hubiera sido mucho mas entretenido ¿No crees muchacho? –Soltó una estruendosa carcajada que me aturdió un poco…Vaya volumen de voz, con eso y la hace de cantante. Si hubiera sido otra persona la que me dijera eso, ya la habría mandado a la mierda con un simple gesto, pero como se trataba de ella, tuve que retenerme. Sonreí incrédulo pasando por alto lo que dijo, achinándole la mirada un poco, pero hasta ahí, no pude reprocharle nada mas.
– ¿Y volver a la rutina? No gracias. Enrollarme con alguien es lo que hice ayer, hoy toca otra cosa, tengo que aprovechar mi tiempo–Y de nuevo mis oídos se vieron envueltos en un rotundo zumbido cuando Idonia volvió a carcajearse a todo volumen. Yo por simple inercia hice mi cuerpo para un lado para alejar lo más lejos posible a mis pobres oídos que habían quedado casi sordos. Pero en si, esto era verdad…Había tenido una noche muy entretenida con Tom apenas ayer, no mentí y ni me arrepiento…Eso es lo que mas me jode. Aceptar lo mucho que me gusta que Tom me de por detrás Dios…Ya ni siquiera se como describir esa excitante sensación que siente mi cuerpo al estar conectado con el de el, pero en fin…creo que eso ya es pasado.
De repente mis pensamientos fueron interrumpidos por la inadvertida mirada de Idonia, que sin descaro alaguno me recorrió el cuerpo de pies a cabeza, barriéndome con su mirada una y otra vez. Yo rápidamente tome la rosa que descansaba en mis piernas y la pose aun lado de mi asiento para que no la vea y me viera envuelto en un nuevo cuestionario que seguramente reprobaría con tantas mentiras que le soltaría. Me intimido un poco.
–Vaya muchacho esa fue mucha mas información de la que quería saber…Aunque créeme, vestido así, mejor te hubieras quedado en tu cuarto a ver caricaturas o quedarte en la pijamada de la que te escapaste por que eso de venir a un bar con pantuflas, como que no queda–Debo admitirlo, me puse rojo como un tomate. Y lo peor de todo era que estaba totalmente de acuerdo con ella, ¿A quien se le ocurriría venir con pijama al bar? “Solamente a ti Bill” Pero bueno, de todas formas no tenia planeado llegar aquí, pero aun así, me sentía totalmente ridículo. Un completo payaso del circo más chafa que puede existir, y para joderme, yo era la atracción de ese circo.
–Nooo, ¿Traes puestas pantuflas? Quiero ver…–Abrí los ojos de par en par cuando sin siquiera prevenirlo, vi como Durg asomaba la cabeza por debajo de la barda para después ponerse de pie y quedar de tras de esta como siempre.
–¿D..De donde rayos saliste?
–Ah, estaba acomodando algunas copas y vasos que están guardados aquí abajo, pero no importa, dime ¿En verdad traes pantuflas? ¿Aquí? No me la creo…–Me observo con esa sonrisa burlona esbozada en su rostro. No iba a lograr intimidarme ¿Para que mentir?
– Si, si traigo puestas las pantuflas ¿Y que? ¿Algún problema con eso?
– ¿Enserio? Déjame ver– Sin perder el tiempo se recargo por encima de la barra, casi montándose en ella, con la intención de ver mis pies. Era como si quisiera encontrar algún otro motivo para poder burlarse de mi, pues claro, era de esperarse viniendo de el. ”De cualquier cosa Bill, cuídate de cualquier cosa” Parecía como si me estuviera vigilando como un halcón a su presa, pendiente de cada cosa o diminuto movimiento para que cuando tenga la oportunidad y me descuide un poco…!PAM! Me ataque sin previo aviso… Oh no, por supuesto que no….eso no lo permitiría.
–O..Oye ¿¡Qué te pasa!? ¡Aléjate de aquí! – Por instinto retorcí mis pies al compas contrario en el que el se asomaba, esquivándolos de su mirada hiperactiva que solo se concentraba en perseguirlos. Hasta que opte por esconderlos mas a fondo por debajo del banquito en el que me encontraba sentado, impidiéndole ver algo. En verdad que me exasperaba la paciencia todas sus niñerías. Si apenas con Reiko me parto el lomo soportándolo cuando se pone ridículo, con este no podría más– ¡Durg, ya basta! No es necesario que las mires, ya deja de comportarte como un inmaduro ¿Si?… ¡Niñato!...
Sin la menor compasión, lo empuje hacia atrás con rudeza colocando ambas manos sobre sus hombros y presione fuertemente para alejarlo de mi. Sus músculos notablemente marcados se moldearon en mis palmas, haciendo que por alguna razón inexplicable me estremeciera el cuerpo, no lo entendí. Con más razón me apresure a empujarlo hasta que poco a poco entre risa y risa fue descendiendo de la barra. Fruncí el entrecejo acribillándolo con la mirada “¡Estúpido chico prepotente!” Era lo único que me podía repetir una y otra vez con solo mirarlo. El pareciera como si el único remedio para solucionar las cosas fuera reírse…así de fácil, como si con ese simple gesto se fueran a apaciguar los problemas ¡Vaya que no! De repente, con mis ojos clavados en los suyos comencé a darme cuenta de algo, aparte de la expresión con que cada quien miraba al otro, yo como si quisiera hacer que la cabeza le explotara con la penetrante mirada que le brindaba y el simplemente como si estuviera viendo a un viejo amigo con quien bromear. Pero al profundizar bien su mirada, pude captar como me miraba realmente, fue tan jodidamente familiar– ¡Deja de mirarme así! –Y de nuevo aumento la intensidad de su mirada. Apreté los puños– ¡Que no me veas así! Lo detesto…
– ¿Mirarte como…?– Con recuerdos vagos en mi mente…Recordé la escuela, mis maestros, compañeros, todo el tormento que pasaba día a día al tener que llegar a mi repulsiva escuela. A cada instante recordándome lo “Raro” que era…Siempre era lo mismo.
Que por que me pintaba, que por que esto, que por que lo otro y eso solo era de parte de los maestros por que en cambio los grotescos niños, no usaban simples palabras para agredirme, aparte de los insultos y golpes que me propinaban, creo que lo que mas me hacia rabiar…Eran la miradas indiscretas que siempre se clavaban en mi ”Ahí va el chico raro”…Nada cambiaba. Por eso se me revolvió el estomago del coraje al notar claramente que Durg, me miraba de igual forma que ellos “Raro” Por la inclaridad de mis palabras, le acababa de dar una ultima razón para que diera por sentenciado lo “Extraño que soy” “¿Y este de que coño habla?” claramente podía leer esa frase estampada como estampilla en su cara.
– ¡Joder que no lo hagas! Aparta esa mirada para otra parte…
– ¡No te estoy viendo de ninguna forma Bill! No exageres…Parece que siempre te dejas llevar por lo dramático que eres–Esto ultimo lo murmuro, pero vaya murmuro que pude escuchar como si me lo hubieran gritando justo al oído.
– ¿¡Dramático yo!?
– ¡Chicos cálmense! –La voz de Idonia se escucho, pero en este momento parecía como si no estuviera ya que ambos la ignoramos.
–Si tu, y por lo poco que te he llegado a conocer, no me extrañaría para nada que te pusieras a gritar como chica con tan solo ver a una simple y diminuta mosca volar frente a ti. Seria todo un show, pero viniendo de ti, no me sorprendería en absoluto–Sentencio y yo sentí la sangre hervirme. Se había pasado y yo estaba mas que cabreado.
Ganas no me faltaron de meterle un tremendo golpe justo en la cara de idiota que tenia, pero al imaginarme a David reclamándome y gritoneándome por el espectáculo del cual fui yo el protagonista y estallar de coraje al ver publicado en la siguiente edición del periódico como el vocalista de Tokio hotel le había roto la cara al cantinero del bar, me retracte de inmediato a mis futuros actos contra el. No, tampoco cometería ese riesgo. ¿Pero por qué cojones tenía que salir siempre con esos comentarios? Era chocante, grosero y mal educado. Sin más…estalle.
– ¡Yo no exagero las cosas! Dices todo esto por que tienes envidia de mi ¿Escuchaste? ¡Me tienes envidia! Así que no encuentras otra cosa mejor hacer que tratar de hacerme sentir mal a cada rato…Eso es lo que pasa, que no tienes vida propia así que te entretienes con la de las demás personas, sin importarte siquiera en si las haces sentir menos e insignificantes, ¡Eres tan grosero y egoísta que ni siquiera te pones a pensar en los sentimientos de los demás! –E inevitablemente…La bomba exploto y justo en su cara. La furia, el enojo, el coraje se había apoderado de toda la cordura que me quedaba. Toda su prepotencia y altanería me descolocaban completamente de mis casillas. Ya estaba al límite con todo esto… ¡Ya no soportaba más! Cuando creía que ya estaba todo bien con el, algo tenía que decir o hacer para arruinarme el momento. Algo estúpido, algo ridículo, algo desfavorable…Algo estilo…–To…Tom– ¡Joder!
–Eh…–Reaccionando rápidamente a lo que había murmurado, desvié la cabeza hacia abajo y clave mi mirada en una colilla de cigarro que estaba en el suelo…Ahora si estaba confundido. Me había dado cuenta que el comentario que dijo Durg en si no era lo que me había alborotado la cabeza…Era otra cosa. Algo que me estaba carcomiendo los nervios por dentro como un gusano que se escabulle dentro de la basura y se alimenta de ella. Algo que sentía mucho antes de haber entrado al bar y que aun por el largo tiempo que ya había transcurrido, seguía corriendo por mis pensamientos dando vueltas y vueltas sin encontrar salida alguna…Y eso era el rechazo–Oh Bill…No quise hacer que te enfadaras, tu sabes que solo estaba jugando contigo, no quiero que te tomes esto a mal ¿Si? Simplemente era una broma, perdón si te ofendí nada de lo que dije fue enserio…De verdad.
–No digas que estabas jugando conmigo…No lo digas así–De una u otra forma la palabra “Jugar” no me hacia la menor gracia en cuanto se trataba de mi. Ya no quería que jugaran conmigo, yo ya no quería ser ningún juguete de nadie. Tom ya había hecho demasiado para que de ahora en adelante quedara traumado de por vida ante apenas una simple señal de la palabra en hechos.
Yo tenía aun la cabeza gacha con la mirada ahora perdida en la barra. Sin darme cuenta me había adentrado de nuevo en el mar de mis pensamientos, nadando y nadando tratando de llegar a la orilla y escapar.
–Bill…– Note como Durg se inclino un poco para poder mirar por debajo de mi fleco el cual cubría la mayor parte de mi rostro. Por un instante mis ojos se conectaron con los suyos y por la cara que puso, me di cuenta que noto el gran dolor que estos desprendían. No demore más de 5 segundos en volver a desviar la mirada. Estaba avergonzado.
–Por dios Durga, tu y tus comentarios incoherentes, mira lo que provocas eh…–Comencé a estrujar la orilla de la chaqueta de Reiko que aun tenia puesta, sintiéndome tan patético por ser el centro de atención de esta penosa conversación. Sentí la cálida mano de Idonia tocarme la espalda–Mira hermoso no le hagas caso a este mequetrefe, siempre dice tonterías, así es el–Idonia también se pudo dar cuenta de mi repentino cambio de humor y con un gesto de amabilidad, comenzó a sobarme la espalda de arriba abajo como señal de apoyo, dándome a entender que no estaba solo, o por lo menos así lo quise tomar–Por el poco tiempo que llevo conociéndote me he dado cuenta que eres una linda persona Bill, y créeme que no tengo que tomarme mas tiempo para saberlo, y por que he llegado a apreciarte no tienes que tomar en enserio los comentarios o criticas que te diga la gente. Las personas somos así de hipócritas y siempre lo seremos.
–Eso es cierto, pero yo no digo las cosas con mala intención, y lo último que quiero es que te sientas mal por mi culpa. Perdóname Bill–Y en ese instante después de varios minutos de no verlo a la cara…Lo mire.
– De verdad no eres una mala persona, si no todo lo contrario. No hay que tardar más de dos horas en conocerte para darse cuenta de eso. Se ve que eres de esos en las que uno puede confiar, y créeme que son contados, no dejes que te digan lo contrario. Por eso te pido que me perdones esta vez enserio, te hice sentir menos y eso amerita hasta que me des un golpe. Y si, dijiste que te tengo envidia, y es verdad. Envidio ese carácter que tienes que no te importa lo que los demás piensen de ti, muchos se dejan influenciar por lo que dicen los demas incluyéndome, pero tu Bill, eres diferente, y envidio eso, que yo no tenga ese carácter tan decidió y despreocupado, “Si te gusta bien y si no pues te jodes” Eso seria un gran privilegio…Ser como tu–La vista comenzó a nublárseme, no pude evitar que mis ojos se aguaran. Esta vez ya no se si era por las alentadoras palabras que me había dedicado Durg o simplemente el responsable de que en este momento sintiera ese incomodo nudo en la garganta era por todo el alcohol que nadaba en mi cuerpo…De cualquier forma me sentí alagado, pero muy muy estúpido…Tenia que remediarlo.
–No Durg, no tienes por que disculparte en nada, yo…Dije puras tonterías, ni siquiera sabia lo que estaba diciendo. Aparte que el alcohol tampoco ha sido de mucha ayuda sabes, me hace comportarme de forma estúpida.
–Bill no quiero hacerte sentir mal…Y si te enojaste conmigo es por que lo hice, no me sentiría tranquilo si te ocasione algún daño con mis idioteces…
–Durg, he tenido un día muy agitado hoy y bueno, problemas no me faltan y pues ando malhumorado por cosas que no tienen nada que ver con esto, por eso me desquito con todo mundo y lamento que en este caso haya sido contigo…En verdad lo siento, y no te sientas culpable por que no lo eres.
– No lose Bill, de todas formas no puedo estar tranquilo con esto. En verdad me siento pésimo, no quise ser una molestia y lamento si dije o hice algo que te incomodara, yo digo las cosas sin pensar, en eso tienes razón, pero siempre trato de remediarlas cuando me doy cuenta de que e sido un idiota…–Su mirada reflejaba un verdadero arrepentimiento, y al menos de que fuera un excelente actor, pude notar sinceridad en sus palabras…”Bill no tires del gatillo sin antes conocer las razones de tu victima” Era cierto, no podía culparlo por mis traumas o desquitar mi enojo con el…”Respira, relájate y piensa antes de hablar” –… Justo como ahora.
–Ya dije Durg, no te culpes, ando algo perdido es todo…Enserio no es cosa tuya, soy yo quien esta algo…Atontando esta noche–Yo ya no quería que el problema se alargara mas, quería acabar con todo esto y si…Tengo que admitir que Durg si tuvo algo que ver con todo mi mal humor, desde un principio me desespero pero, me había dado cuenta que en realidad no es un mal chico al contrario…Sabe darse cuenta en que estuvo mal y en ves de acongojarse, lo remedia…Eso me gusta.
Por la expresión de Durg supe que no estaba del todo convencido, aun no le cabía en la cabeza que todo ya estaba bien, que no estaba enojado, pero al final pareció aceptar todo lo que dije.
–Bueno, de cualquier manera tengo que recompensarte por el mal rato que…Bueno, te hice pasar. No se hacer mucho pero…–Me miro indeciso, con esa tímida sonrisa repentina en su rostro– En algo si soy bueno…–Lentamente se fue acercando mas y mas a mi hasta que su rostro quedo a escasos centímetros del mío…Trague saliva. Parecía como si quisiera susurrarme algo o contarme algún secreto pero ¿Cuál? No tenia idea de que se traía en manos…Bueno de cualquier forma me estaba empezando a sentir nervioso, muy muy nervioso.
–Am Durg… ¿Q-qué haces? –Rápidamente desvié el rostro hacia un lado. Hasta que sentí como se me erizo el bello cuando oí sus respiraciones justo en mi oído.
–Bill…Se te apetece… ¿Una bebida? –En mi rostro se debió haber formado un carismático y llamativo signo de interrogación. Tan enorme que cualquier bizco lo podría llegar a ver ¿Qué no pretendía hacer otra cosa?
– ¿Una bebida? –Gire la cara para mirarlo pero al verlo tan cerca de mi me fui obligado a echar el cuerpo un poco para atrás. Creo que se dio cuenta de mi gesto ya que hizo lo mismo.
–Si, la que tu quieras, piña colada, una margarita, licor… ¡Limonada! por que recuerda que yo…
–“Hago las mejores limonadas de toda Europa”, si lo se–Parecimos un coro de niños cantores ya que recitamos la frase al mismo tiempo.
Sin duda alguna era un presumido y arrogante también, pero por otro lado, y aunque me cueste admitirlo, una persona agradable.
–Es que eso es cierto, hasta tu mismo lo pudiste comprobar–Dejo al descubierto una enorme sonrisa provocando que por inercia yo sonriera a lo tonto–Pero enserio, si no quieres eso…Hasta leche te puedo ofrecer si quieres. Tú pídeme cualquier cosa.
–No, no es necesario gracias. Estoy bien, y para serte sincero me siento lleno–Lleve ambas manos a mi estomago con el simple afán de afirmar mi estado. El sonrió.
–Ok, de acuerdo, pero si cambias de opinión, cualquier cosa que se te ofrezca, no dudes en pedírmelo…Estoy a tus ordenes–Hizo una pequeña reverencia frente a mi, lo cual me hizo sonreír aun mas. Aunque aun así me sentía un poco incomodo, ya que claramente lo hacia para que “Ya no estuviera mal” de una u otra forma su objetivo era en consentirme como a un chiquillo que a tenido un mal rato. Que fastidio.
– “Disculpe joven”
–Oh, permíteme Bill, ahora regreso…–Simplemente asentí y lo seguí con la mirada hasta que llego a la dirección de donde lo habían llamado. Me había dado cuenta que pasaba mas tiempo conmigo que con los clientes, y eso de alguna manera me hacia sentir un poco…Extraño. Pero en el buen sentido ya que me hacia sentir como si yo tuviera prioridad sobre todos en este momento, que yo era especial aquí. Quizás así era, pero solo por el simple hecho de ser alguien publico. Bueno, eso era algo que no quería averiguar.
–Pfffft…–Me quede sentado con la mirada perdida en mis manos. Jugando con los dedos y entrelazándolos unos con otros haciéndome creer que tomaba la mano de otra persona…”Que patético eres Bill”.
De pronto, sentí algo raro, una sensación como…No se…Tal vez era como si “Alguien me estuviera observando” Era mas que obvio quien era. Podía sentir su mirada en mi como si tuviera tanto peso lográndome hacer decaer, igualita a como si me estuvieran poniendo bloques de cemento sobre la espalda, eran igual de pesada y eso era incomodo. De inmediato, y con algo en la cabeza que me advertía en que no debía hacerlo, desvié la mirada de mis entretenidas manos y la dirigí lentamente hacia la persona que se encontraba a mi lado…Idonia. Ahí estaba sentada, con su ya milésima bebida en mano, con su pose fina y erecta pero con un semblante no muy agradable para mi. Estaba seria, con el ceño fruncido, callada, y lo peor de todo clavándome esa severa y fulminante mirada. No, no, no, no, no…–Eeeh… ¿Todo bien…?–Hasta tuve miedo de preguntar.
–No lo se Bill, dime tu… ¿Todo bien? –Con esto he caído a un profundo agujero del cual se me dificultara en salir. Esto se tornaba difícil.
–… ¿Por qué lo preguntas?
–Mira, no hace falta conocerte de toda la vida para saber que algo te pasa y no quieres decirme…–Se acerco un poco mas a mi jalando consigo el banquillo del cual estaba sentada, quedando ahora a poca distancia el uno del otro–Cuéntame, puedes confiar en mi, quizás pueda ayudarte, yo…
– ¡No hace falta! Estoy bien–Histéricamente comencé a estrujar un popote que visualice hace apenas unos segundos, retorciéndolo y dándole varias formas que ni siquiera yo sabia cuales eran, pude jurar que forme una flor, pero ya estaba harto de las flores y rosas que volví a estrangular al inocente popote que quedo inerte sobre mis manos. Estaba en un verdadero embrollo del cual quería escapar. ¿Cómo podría ayudarme? “Ni siquiera preguntes Bill, por que no podría” ¿Que le iba a decir? “Idonia, la razón por la que me siento como una basura es por que la persona a quien amo, que por cierto es mi hermano gemelo, no acepto ser mi novio. Eso es lo absurdo que me pasa” Por supuesto que no. El problema que me cargo ahora es algo que tengo que solucionar yo solo, nadie puede ayudarme y aunque quisiera no tendría el valor suficiente para contárselo a alguien, me creerían un asqueroso, una porquería un…Pervertido. “No Bill, ni siquiera lo pienses”. Pero, ¿Y si omito algunas cosas? Quizás…
–No muchacho, tu no estas bien, eso puede verse a simple vista–Por simple curiosidad trate de ver mi reflejo en una de las copas que se encontraban colgando frente a mi. Pero fue inútil al ver lo amorfo que me veía, preferí desviar la mirada de nuevo hacia ella, Pero ¿Tanto así se me notaba? –Mira, te daré algunos puntos que he notado…En primera, vienes aquí con un atuendo un poco inapropiado, parece que ni te dio tiempo de cambiarte ya que…Te escapaste de algún lado ¿No? –Abrí los ojos como platos.
–Yo…
–Déjame continuar. En segunda, ese gesto que tienes en el rostro no es algo que se pueda ignorar tan fácilmente, estas triste por algo…Y en tercera y la mas notoria, hubieras llegado con alguien a este agujero, pero no lo hiciste…Mírate Bill, estas solo, ¿Por qué? Solo tú sabes la razón. Se que tienes un problema, eso esta mas que dicho, pero quizás si me cuentas yo pueda ayudarte, anda confía en mi–Trate de tragar saliva, pero la garganta se me había secado de golpe. De nuevo me sentí terrible. De repente me dieron unas ganas de contarle todo lo que me había pasado. Quería consejos, ayuda, y sobre todo apoyo. Me sentía desahuciado e Idonia me estaba ofreciendo la cura que ninguna otra persona me había brindado hasta ahorita. Dios ¿Qué podría hacer? ¿Contarle como mi vida se convirtió en una porquería apenas hace un par de horas sin omitir detalle alguno? ¿Contarle toda la verdad? ¡No! Seguro que si lo hago para ella mi vida se habría convertido en una verdadera mierda desde el día en el que me enrolle con mi gemelo, no desde hoy. Otra opción que deambulaba por mi mente era en quedarme callado, tal y como hasta ahorita había permanecido, tragándome el sufrimiento yo solo, buscando la manera de recuperar mi vida sin tener que apoyarme en alguien para que me sostenga… ¡Ya me lo había planteado joder! No depender de alguien más para estar bien. ”Bill, sabes muy bien cual es la opción correcta, tu decides”.
–…N-no puedo decirte. Es algo muy…Este…Vergonzoso –Dicho y hecho. “Tu sentencia de muerte se ha dictado”.
– ¿Vergonzoso? Mmm bueno, dime una cosa, ¿Quien no ha pasado por momentos bochornosos? Todo mundo. De cualquier forma Bill, yo estoy aquí para apoyarte, ayudarte si es necesario. He estado aquí bastante tiempo sin dejar pasar por alto las cientos de personas que entran con ese semblante en su rostro, el mismo que portas ahora mismo–Nos quedamos por unos segundos en silencio, solo observándonos o mas bien yo era quien la analizaba. Trataba de imaginarme que de alguna forma ella fuera un singular camaleón que fuera capaz de imitar mi gesto para así poder entenderle mejor, pero no paso.
–No entiendo… ¿De cual hablas?
–Tu rostro Bill, no refleja nada, es como si de algún modo estuviera completamente sin vida, apagado, decaído…
– ¡No es cierto!
–Si Bill, si lo es…Por favor chico, no es necesario tener rayos X para saber que alguien te ha roto el corazón– Y en ese instante, me sentí transparente. Era como si hubiera podido traspasar mi pecho, como si viera a través de el, y así poder contemplar mi destrozado corazón hasta llegar a mi alma. ¿Acaso era tan obvio? No se me era fácil entender como ella lo había percibido todo, pero eso solo logro hacerme sentir mas patético que antes, me cohibía todo esto, pero en si, ella estaba totalmente en lo cierto. A mi corazón no solo lo habían roto...
Si no que lo habían destrozado, masacrado y pulverizado hasta que este dejo de latir por la única persona que provocaba este sentimiento y que da la coincidencia que fue este mismo quien lo aniquilo. Ahora me tocaba a mi hablar, y quería hacerlo pero ¿Decir que? Estaba confundido, o más bien inseguro. “Has metido las manos al fuego y solo tu sabes hasta cuanto puedes aguantar”.
–Yo…Digamos que esta noche no ha sido una de las mejores…–No podía mirarla, ni si quiera me atrevía a hacerlo…Sentía mucha vergüenza. No quería parecer el típico niño desprotegido al quien todos le tienen lastima, no quería. Una parte de mi deseaba evadir el tema y salir corriendo de allí antes de adentrarnos mas profundo, pero la otra parte quería escuchar cualquier cosa que ella fuera a decir, aconsejar o sentenciar…Decidí mejor no mover ni un dedo.
–No hay persona en este mundo de porquería que no haya pasado por eso alguna vez. No siempre se puede vivir sobre un lecho de rosas, también caemos pero ¿Sabes? Solemos levantarnos, y estoy segura que lo que tu estas sintiendo en este momento, esa amargura, ese dolor, esa tristeza, es lo mismo que esta sintiendo esa otra persona a la que le tienes tanto reproche…
– ¡No! Tú no sabes nada…
– Bill, créeme que lo que te digo es verdad, se que…
– ¡No, no y no! Jamás se arrepiente de nada…Nunca lo hace…
– Jamás en la vida llegamos a conocer a un apersona perfectamente bien, sea mucho el tiempo en el que pasemos junto a ella, no lo gramos conocerla del todo hasta que un día, llegan y nos dan una sorpresa por su comportamiento completamente distinto al que estamos acostumbrados y por favor Bill, sea lo que sea que haya pasado entre ustedes, ella también se siente arrepentida y…–Con un fuerte golpe que le di a la barra, logre acallar las desafinadas palabras que salían de la boca de Idonia. Note como dio un pequeño saltito sobre su asiento y me observo con los ojos demasiado abiertos. En ese momento me espere una bofetada por lo menos por haberla asustado, pero no lo hizo–Bill…
– ¡¡Te equivocas!! –Levante el rostro pero aun no la mire. Mi vista se concentro en una mosca que descansaba en una copa “Que higiene”. Apenas seguía tratando de digerir todo lo que me había dicho. ¿Qué Tom…También estaba sufriendo? Tom sufriendo, Tom triste, Tom llorando, ¡No! Creo que jamás se rebajaría a llorar por mí, ahora me doy cuenta. Pero, una y otra vez me quede razonando esa frase, ¿Y si era cierto? ¿Y si Tom también se sentía herido? Cuando éramos niños una vez me comí una galleta que Tom me dijo que era de el, creo que esa ocasión fue la única vez que se sintió realmente herido, por un momento desee ser la jodida galleta. Pero de todas formas, me colmaba que Idonia estuviera diciendo todo eso como si en verdad conociera a Tom de toda la vida, se equivoca, estaba muy equivocada.
Y si, somos gemelos pero eso no significa que por el simple echo de sentirme basura, el lo sienta también…Eso ya es absurdo.
–Bill cariño, escucha…
– ¡Es de hierro! ¿Sabes? –La mire directamente a los ojos–Me a destrozado sin importarle siquiera mi dolor, a jugado conmigo como si fuera algo tan común de hacer, y es lo que mas coraje me da, que creí en todo lo que me dijo, en cada una de sus palabras, besos, caricias, abrazos ¡Todo eso fue falso! Me he aguantado en no derramar ni una puta lagrima para no sentirme más patético de lo que soy. Y aquí lo tienes frente a ti, al estúpido que se creyó todo eso…Como duele–Y aun aguantándome las ganas con un inútil esfuerzo, mi vista se nublo al sentir que mis ojos no podían mas, estaban inundándose por completo a una rápida velocidad hasta que me di cuenta que mis mejillas simulaban ser resbaladillas quienes recibían a mis lagrimas que se deslizaban sin mi permiso. ¡No, no por favor! Con el dorso de la mano, trate de limpiar cualquier rastro de estas pero no pude hacer mucho. El dolor punzante que sentía en mi garganta era como si le hubiera cortado las espinas a mi marchita rosa y me las hubiera tragado todas sin omitir alguna, sintiendo como me raspaban como temibles pirañas locas por comer un apetitoso pedazo de carne. Sentía un terrible nudo en la garganta– ¡No digas que siente lo mismo que yo! Que se siente herido, por que lo único que provocas es que me culpe a mi mismo...
Que piense que hizo todo eso por que fui malo, por que soy feo, por que soy un estúpido debilucho que no sabe defenderse así mismo, ni siquiera te atrevas a murmurar que se siente mal por todo esto, ¡Por que las mentiras me hieren!…Matas mi alma–Y es ahí en donde no pude mas y estalle en llanto. Rápidamente me lleve las dos manos al rostro para intentar cubrir toda la pena que me entro de golpe.
–No, no, no, no Bill, no hermoso, no llores–Sentí como me tomo de los hombros y me estrecho levemente contra ella…Me abrazo, me abrazo y por fin en esa fría noche me sentí protegido, pero mucho mas avergonzado de lo que estaba. No podía con esto, ahora lo que mas coraje me daba era que me había puesto a llorar a causa de el, por su culpa. Lo último que quería era que notaran lo débil que soy, pero no pude, me tenía que soltar a llorar “Que maravilla”
–Lo…Siento–Sentía que me quedaba sin aire, hipeaba repetidamente sin poder controlarme. Ahora solo me mantenía con la cabeza hundida entre su abrazo, el cual no correspondí. No quería que nadie me viera así. Y cuando digo “Nadie es nadie”…Algo imposible, pues para mi mala suerte, la persona a quien menos quería que notara mi estado, ya se había dado cuenta de mi malestar “Dios me odia, ya lo se”.
–Llegue por fin, es que no me… ¡Bill! ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras? ¿Te sientes mal? ¿Te traigo algo? Idonia ¿Qué paso? …
–Shhh…Calla, pareces un entrevistador–Durg había aparecido en el peor momento. Me daba pena yo mismo.
Ni siquiera quería imaginar todo lo que estaba pasando por su mente, que pensaría de mí. No me apetecía ser una carga ni mucho menos llamar la atención. Escondí mas la cabeza tratando así de evitar que me viera llorar, parece que la vergüenza se había encariñado de mí ya que no me soltaba para nada–Esta bien que hagas eso, desahógate, llorar es bueno, no te pongas mal. Míralo de esta forma, es como si dejaras abierta una llave de agua dejando escapar el primer chorro, el mas amargo. Haz lo mismo Bill, llora, deshazte de todas esas penas–Las palabras de Idonia de cierta forma me tranquilizaban, me sentía protegido entre sus brazos aunque suene algo raro de mi ya que yo no me confió de ni una persona que no conozca, pero con ella, era otra cosa. Tenía razón en lo que decía. Ahora se me era imposible dejar de llorar. Ya no me importaba si me veían o no. “Querías desahogarte ¿no?, pues aprovecha”
–Mírame Bill…– Me tomo por lo hombros y me fue separando lentamente de ella, yo aun gimoteaba, pero mas pasivo. Sentí su cálida mano tomarme suavemente del rostro, logrando sacarme de esa profunda oscuridad a la cual me había adentrado en todo este rato en el que estuve con los ojos cerrados. La mire mientras inhalaba ruidosa y varias veces por la nariz, tratando de contener esa mucosidad que ansiaba por salir–Hay razones por la que uno hace lo que hace, sea bueno o malo…–Paso tiernamente su mano por mi cara para secar las amargas lagrimas que quedaron inertes sobre mis mejillas.
–…Por injusto que parezca, por muy mal que nos hayan tratado o el daño que nos hubieran provocado, siempre suelen tener consecuencias y razones. Escucha Bill, ahora lo que te voy a contar es algo que cambio mi vida radicalmente. Pon atención y aprende de esto…
CONTINUARA..
0 comentarios:
Publicar un comentario