Cap. 3 – Un mismo ser
Mis manos se deslizaron bajando por su espalda hasta la toalla que vestía, al sentir que esta caía al suelo me abrazó con fuerza. No era un abrazo normal, no era el tipo de abrazo que le das a un familiar pero tampoco uno que le darías a un amante. Su abrazo era como de alguien que pide ser protegido, alguien que tiene miedo.
- ¿Qué pasa Bill? – susurré en su oído
- T…tengo miedo – sus palabras me apuñalaron en el corazón, yo sabía que me tendría miedo, lo sentía.
Lo aparté lentamente de mí y me dispuse a ponerme en pie, pero otro abrazo me tiro de espaldas en el piso.
- ¿Por qué me dejas?
- Me tienes miedo Bill, no podemos seguir si te sientes de este modo – intente sonar indiferente pero era clara la debilidad en mi voz.
- Jeje, no seas tonto – me replicó entre pequeñas risitas.
- ¿Entonces? – pregunté confundido
- Es que yo…no he hecho esto antes…y… pues tú… - no pude contener mi alegría.
No era yo el que atemorizaba a la persona que más he amado y amaré en el mundo. Lo tomé por la espalda y lo jalé con fuerza hacia mí.
- Te amo – dije fuerte y claro, pude notar como el color de su rostro pasaba de ese blanco que me enamoraba a un rojizo cereza que me excitó aun más.
Posó sus labios sobre los míos y nos besamos con ternura, nuestros sentimientos fueron transformando el momento de calma y devoción a en un desesperado intento por poseernos el uno al otro. Mientras más nos besábamos mas atraía su cuerpo al mío, no quería dejarlo ir, no quería perder sus labios ni por un segundo.
Nos separamos por un momento en busca de aire y espacio, el cual decidí invadir para no perder ni una parte de él. Lo empuje de tal modo que esta vez yo quedé sobre él, deslicé mi mano bajando por su abdomen hasta llegar a su miembro, lo masajee mientras besaba a mi gemelo, pude notar como intentaba ahogar sus pequeños gemidos en mi boca. Recorrí su cuello con mi lengua hasta llegar a su pecho, con cada centímetro que avanzaba era notorio como su cuerpo se estremecía. Llegué a su pecho donde jugué un poco con su perforación al mismo tiempo que continuaba frotando su miembro, y decidí seguir bajando.
- N…n…no es jus…to – intentó decir entre gemidos.
- ¿Qué no es justo, Billy?
- T…tu aun…- no pudo terminar su oración pues había llegado al punto que tanto esperaba. Besé su miembro y después me saqué la camisa y los pantalones junto con los boxers.
- Ah, Tom…seguimos en el…baño…
- No me importa dónde, si no con quién y con quien quiero es contigo.
Bill se abrazó de mi cuello y me llevó de nuevo a sus labios, al no tener mis pantalones puestos pude sentir el fuerte miembro de mi hermano frotarse sin control contra el mío, lo que nos hizo ahogar un gemido en la boca del otro. Nuestras lenguas se tocaban con fuerza y pasión, pasé mi mano por atrás de su cabeza para intensificar el beso y nuestros miembros volvieron a tocarse.
Esta vez Bill dejó salir un gemido más fuerte que me volvió completamente loco, bajé recorriendo s cuerpo con mi lengua hasta llegar a su masculinidad. Lo bese y comencé a lamerlo primero lento para después ir acelerando.
- ¡AHHH! – gritó – Tom para, m…me voy a ve…nir!
- Aguanta, todavía no – susurré a su oído.
Con una mano tomé mi miembro y lo coloqué sobre la entrada de mi hermano, esperaba una reacción de tención o miedo de su parte pero en lugar de eso me dedico una sonrisa tímida y un “te amo” con los labios. La felicidad en mi era tanta que mi primer embestida fue salvaje y fuerte.
- ¡AHHHHHHHHHH! – esta vez el grito de mi gemelo se escuchó por toda la casa.
Continúe esta vez más lento y gentil para ir transformando esos gritos y quejidos en suaves y profundos gemidos. Lo tomé por la espalda y lo cargué de tal modo que quedara sentado sobre mí. Sus movimientos llevaban el ritmo de mis latidos…no, llevaban el ritmo de nuestros corazones que latían el mismo tiempo, con la misma fuerza y por la misma razón.
Masajeaba su miembro mientras él continuaba moviéndose en el mío. Aumentó la velocidad y no pude contenerme más, me corrí dentro de él al tiempo en el que él se corría en mis manos. Salí lentamente de su ser y lo besé en los labios.
- Creo que esto me va a doler mañana – bromeó mientras me abrazaba por el cuello.
- Yo estaré ahí para consolarte – dije mientras acariciaba su cabello.
Nos levantamos tomados de la mano mientras Bill se volvía a colocar la toalla que llevaba hasta antes de mi ataque. Caminamos hasta su habitación y nos recostamos sobre la cama, teníamos cosas que hacer, debíamos asistir a una sesión de fotos y planear la fecha del próximo ensayo, pero en lugar de eso solo nos recostamos abrazados sobre la cama y nos quedamos dormidos.
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