Capitulo 4:La mañana siguiente al incidente del bus la pasé resacoso...Y confuso.
Todo el mundo estaba dormido...Excepto yo. Estaba reflexionando echado boca arriba en mi litera.
No sabía qué hacer...Ni cómo actuar.
Debería hablar con Bill? O hacerme el loco?
La segunda opción no sé si era la más sensata, la más adulta: pero desde luego era la que menos miedo me daba.
Sin embargo, cómo iba a comportarme de ahora en adelante con mi propio hermano sabiendo lo que sabía?
Me conozco, sé que no le trataría como siempre. Al final, él se acabaría dando cuenta. Y me empezaría a hacer preguntas...Y yo me sentiría más incómodo aún...Y...
Pero sobre todo...Quería...Ayudarle. Sabía que lo estaba pasando mal y yo no podía lavarme las manos o simplemente decir 'que se las apañe solo'... Mi hermano estaba confundido. Claro, eso es. Y yo le sacaría de su error. Era mi deber...Además, qué tontería...
Seguro que al final nos acabamos riendo los dos de todo ésto.
Me levanté de la cama y fui sin pensármelo dos veces para no arrepentirme a la litera de Bill.
Abrí la cortina.
Bill estaba echado de lado, dándome la espalda.
-Bill?
No me contestó. Estaba dormido.
Pero ahora que me había armado de valor no podía dar marcha atrás. Así que con cuidado me senté en el borde del colchón.
Luego decidí que quería intimidad cuando empezaramos a hablar, así que lo que hice fue pasarle una pierna por encima (sin tocarle) correr las cortinas, y colocarme con cuidado al otro lado, de modo que ahora lo tenía de frente. Yo estaba ahora de rodillas.
Por primera vez me fijé en su rostro.
Seguía profundamente dormido, no se había percatado de nada. Noté sin embargo que sus largas pestañas estaban mojadas. Y en sus mejillas aun había rastros de lágrimas que no habían terminado de secarse.
Debía haber caido rendido por el cansancio hacia poco.
Entonces, me dio pena despertarle.
Así que me acosté a su lado, frente a frente con él.
Y seguí mirandole.
No pude evitarlo...Y empecé a limpiar con toda la delicadeza que pude con mis dedos su carita.
Jamás había hecho algo así a alguien. Quizá por eso me temblaban las manos.
Si Bill se despertaba, me iba a morir de la vergüenza. Y todo el mundo sabe que yo ni tengo vergüenza ni la he conocido en la vida.
Sorprendentemente, no dejé de hacerlo. Me APETECIA hacerlo.
Sabía que si había estado llorando toda la noche había sido por mi culpa, y deseaba con todas mis fuerzas ser capaz de borrar todo eso, de absorber todo lo malo...
Enjuagar sus lágrimas era como el acto simbólico...
Entonces, Bill abrió los ojos. Yo , de nuevo para mi sorpresa, no aparte el dorso de mis dedos de sus mejillas. Y lo que es más increible aún es que Bill ni se inmutó por mi presencia ahí. Ni su frente se arrugó por la extrañeza, ni me preguntó que qué hacía...Nada.
Así que yo no me aparté de su lado...
Cuando tuve su rostro seco, yo fui a limpiar mi propia mano ahora húmeda en mis pantalones, y cuando lo hube hecho, dirigí las yemas de mis dedos a las sienes de Bill. Comencé a dibujar circulitos en ellas ganandome así un casi ronroneo que escapó de su garganta. Cerró sus ojos de nuevo mientras le masajeaba. Cuando llevé un mechón de su pelo tras su oreja, volvió a abrirlos y a posarlos en mi.
Bill tembló un poco, pero posiblemente fuera de frío, ya que tras eso, sacó un brazo de debajo del edredón y lo alzó como invitandome a que me metiera dentro. Yo lo hice sin rechistar.
No había terminado de acomodarme cuando Bill ya estaba acurrucandose muy cerca de mi.
Volvíamos a estar echados de lado cara a cara. Bill pasó un brazo por encima de mi cintura y ahora lo tenía tan próximo que nuestras narices casi podían tocarse. Como si me estuviera leyendo la mente, Bill comenzó a frotar la suya con la mia de una manera tan dulce que tuve que sonreir. Él me devolvió la sonrisa , y separó nuestros rostros unos centímetros.
Yo volví a hacer que las yemas de mis dedos se perdieran entre sus cabellos, limpios y suaves.
Ahora fue Bill quien acarició mis mejillas.
Y entonces descubrí que sus ojos volvían a llenarse de agua.
-...Qué te pasa? - le pregunté en un hilo de voz.
-Ésta es la parte del sueño donde normalmente me despierto.
Vale. Ahora lo entendía todo. No se había escandalizado por que creía que seguía durmiendo y que estaba soñando.
Por primera vez, deseé comérmelo a besos. En ese preciso instante. Y no de un modo demasiado fraternal.
Pero qué me estaba pasando?
Yo había ido hacia él con toda la intención de hablar para arreglar las cosas, para sacarle de la cabeza aquellas ideas descabelladas que me constaba que tenía últimamente...Corregirle...
Y había acabado abrazado a él en su cama, y luchando por no sucumbir a mis repentinos deseos.
Sin embargo, en aquel momento, no pensaba en todo ésto.
Había olvidado por completo por qué estaba allí.
Lo único que sabía...Lo único que tenía validez para mi...Era esa sensación de paz, completa y absoluta que me producía...Ese sentimiento de que mi lugar estaba ahí, en los brazos de Bill, en esa cama.
Allí fuera podría estar aproximandose un huracán...Qué digo? Allí fuera podría desatarse una guerra... Y me daría igual... Todo eso quedaba demasiado lejos.
Yo estaba en mi burbuja con Bill...tenía su piel, la calidez de su cuerpo bajo ese edredón, su olor...No necesitaba nada más.
En aquel momento, no tenía dudas: sí, ese era mi lugar. Y mi único deber era confortarle.
-Ésto no es un sueño. - Susurré.
-...Mentira... - Su tono de voz era tan bajo que si no hubiera leido sus labios, no le habría entendido.
No me quedó otra que esbozar una media sonrisa. Abandoné su pelo para ahora cogerle de la mano que tenía en mi cintura.
-Tom nunca haría eso.
Y sus palabras me devolvieron a la realidad. Ahora tenía la mente nublada por la magia del momento.
Pero tarde o temprano tendríamos que salir de esa cama. Tendriamos que volver a el mundo exterior. Y en ese mundo exterior, Bill y yo somos hermanos. Y eso es algo que no iba a cambiar jamás.
No obstante, esa verdad me parecía tan siniestra, tan espeluznante en aquel instante, que hice oidos sordos a mi razón.
Fue mi gran error. Por que fui yo quien lo empezó todo. Ahora que lo veo desde fuera me doy cuenta de que el único responsable de que las cosas se nos fueran de las manos fui yo.
Bill nunca habría tenido el valor de confesarme sus sentimientos. Posiblemente, hubiera conocido a alguien, y habría acabado rehaciendo su vida...Olvidando por si mismo...Y nuestra relación estaría intacta, por que ya sea por cobardía o no, Bill estaba actuando del modo más inteligente hasta que yo metí la pata hasta el fondo.
Yo y solo yo soy el culpable...El que lo jodí todo...
...Si ahora estamos con el alma en carne viva es por mi.
Si las cosas nunca vuelven a ser como antes...Será por mi.
-Bill...No te vas a despertar... - le dije tomando su cara con mis dos manos.
-...Mentira... - Me repitió.
Y en esta ocasión, le besé. Le besé en los labios suave al principio, y desesperadamente al final, cuando él me correspondió.
Cuando nos separamos, nuestras respiraciones estaban agitadas.
-No te vas a despertar, te lo juro...
La contestación de Bill fue un nuevo y titubeante beso tras explotar en algo que ni yo sabía si era risa o llanto.
''...Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar...
Todo arde si le aplicas la chispa adecuada...''
La radio de mi cuarto estaba sonando...Era una emisora extranjera...Habría movido el dial limpiando el polvo sin querer, pero no me molesté en cambiarla. Me gustaba la canción que estaban poniendo aunque no la entendiera, y además tampoco iba a prestarle mucha atención. Estaba terminando de arreglarme para salir: por fin era sábado e iba a poder despejarme. Dejar de recrearme en los recuerdos de los últimos meses...
Me puse una camiseta negra enorme, por supuesto, y sin ningún tipo de estampados...unos pantalones anchos blancos, unas deportivas a juego con la camiseta, un gorro blanco y una gorra por encima negra.
Me eché desodorante y ya estaba listo para la acción. No iba a pasar ni un minuto frente al espejo.
Apagué la radio, bajé las escaleras, ya que los dormitorios están en la planta de arriba de la casa, y en el salón mi madre tuvo que intervenir.
-Vas a salir? - Preguntó. Mamá estaba de pie, llevando una bandeja a algún lado, y pude ver por el rabillo del ojo que Bill estaba sentado en el sofá, abrazado a sus rodillas, en pijama, y viendo la tele.
-Sep. Es sábado, sabadete. - Fue mi comentario lleno de una lógica aplastante. Y le saqué la lengua.
-Bill, tú no te vas? - Preguntó ahora... Me empezaron a entrar sudores fríos.
Pude oir la respuesta de Bill que no despegaba la vista de la pantalla.
-No...Estoy viendo...Ésto.
Mamá se fijó en la tele.
-Estás viendo un documental sobre el escarabajo pelotero?
-...
-Bill?
-...Em? Sí...qué pasa? Un bicho apasionante.
-Tú odias los insectos!...
Además es que no había que ser muy avispado para darse cuenta de que no estaba viendo nada en realidad. Tenía los ojos opacos, la voz lejana...Posiblemente estaba pensando...O comiéndose la cabeza mejor dicho.
Si yo lo había notado, mamá no iba a ser una excepción...No es estúpida...pero antes de que ella pudiera martillearme con la mirada o hacer más cuestiones, le di un rápido beso, me despedí y huí de la casa como quien huye del mismo infierno.
1 comentarios:
ESTE FIC ES UN PLAGIO, PERTENECE A EARISU Y HACE TIEMPO QUE ESTA PUBLICADO EN EL FORO DE TOKIOHOTELSPAIN, EL MISMO DONDE LO HAS ROBADO. EARISU YA ESTA AVISADA.
¿NO TE HAN ENSEÑADO QUE ROBAR ESTA MAL?
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