Narra Bill:
¿Beso? Un truco encantador para dejar de hablar cuando las palabras se tornan sobrantes.
Esto es común verlo entre dos personas de género opuesto: Hombre con Mujer. Pero no siempre es así, en mi caso no lo es y no soy Marica. Solo me he enamorado de la persona menos indicada en el planeta; la persona que conozco desde el 1º día de mi vida; la que he compartido todos mis días; la que me conoce mas que mi propia madre, esa persona es: Mi gemelo, Tom.
Yo no se si él siente lo mismo por mí. Lo amo, Tom es mi todo, sin él nada tendría sentido, todo sería tan oscuro y aburrido, con un tremendo dolor.
Últimamente me la he pasado pensando en él, los temas que escribo se los he dedicado año tras año. Ya es hora de que se lo diga, aunque esto nos separe un poco.
Narra Tom:
El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida. Mi amor por Bill nació junto a nosotros, y nunca murió; a pesar de nuestras edades lo sigo amando, pensé que a mis 16 años ya se me iría esa locura de querer y no poder besarlo pero no fue así; todas la noches entro a su habitación supervisando que esté profundamente dormido, me acerco a su cama, me siento a su lado y paso largos minutos acariciando su suave mejilla, mi deseo es tan grande que me dejo llevar y beso sus suaves y delicados labios. Pero ya no lo puedo controlar, tengo miedo de lastimar sus sentimientos, se lo tendré que contar; contarle todo el amor que siento por él, aunque esto nos separe un poco.
[POR
-Bill.. Tom.. bajen a desayunar... –Podía escuchar lejos la voz de mamá gritando que nos levantáramos, pero aún no tenía ganas, estaba desganado. Me coloqué boca abajo y entrecerré mis ojos para poder seguir durmiendo, pero el ruido de unos piecitos me hizo despertar: -¡Buenos Días! –Sentí que mi gemelo se acostó arriba mío y jugaba con una de mis trenzas. Me di vuelta pensando que estaba lejos y justo él miro, quedando muy cerca el uno del otro. Sonreí y muy pícaramente dije: -Buenos Días amorcito... –Pude notar como se puso colorado, eso me encantó. Rápidamente se separó de mi y se fue a su cuarto, pero pude notar algo que no me gusto, su cara había cambiado... estaba triste.
-Bill, ¿Por qué la cara triste?
-Mejor levántate, luego te tengo que decir algo muy importante para mi. –Dio media vuelta y se cruzó a su habitación. En ese momento me quedé pensando en que me podía decir mi gemelo; ¿qué será tan importante? ¿Es algo que pueda cambiar algo?
-¡¡¡TOM KAULITZ TRÜMPER LEVANTATE YA!!!
-¡YA VOY! –Mejor me levanto, porque vendrá Simone y ni me quiero imaginar lo que me dirá. Me puse unos pantalones y una camisa suelta, fui al baño, hice lo que tenía que hacer, me lavé las manos y la cara y bajé a desayunar.
Llegué y me senté frente a mi hermano, mamá me sirvió café y luego a Bill, se sacó su delantal y tomó su bolso.
-Los veo a la tarde chicos. Pórtense bien ¿Si? –Ambos sonreímos, mamá nos dio un beso en la mejilla a cada uno y salió rumbo a la puerta principal. Miré a Bill y mantuve mi mirada en sus labios... “¡Por Dios cuanto deseo besar esos labios!” “Cálmate Tom, es solo tu hermano, si lo besas lo lastimaras”.
Bill notó que lo estaba observando así que tomó su taza y la mía haciendo que dejara de mirarlo; se acercó al lavatorio y comenzó a lavar.
-Espera amor, no vas a hacer todo tú solo...
-Por favor... No me llames así. –Lo había vuelto a hacer, lo había llamado otra vez por algo incorrecto entre nosotros; aunque me gustara llamarlo así, lo tendría que dejar de hacer, porque al parecer a él le molesta. Pero ¿Por qué? Tranquilamente se lo puede tomar como de hermanos.
-Lo siento Bill, yo...
-Tom, me lastimas cada vez que me llamas así. –Quedé en shock, lo he estado lastimando con solo una palabra, pero ¿por qué? Esto no iba a quedar así, tenía que saber el por qué; tenía que preguntarle: -¿Por qué te lastimo? –Bill dejó las cosas que lavaba, se secó las manos y me miró un poco decaído.
-¿Qué pasa Bill? –Me miró los labios en el momento que hablé, se mordió el labio inferior y se acercó a mi; pude notar como nuestras respiraciones chocaban irregularmente y de repente..
Narra Bill:
Ya no pude esperar, lo besé como nunca había besado a una chica. Tom fue, es y será el amor de mi vida. No sé por qué me enamoré de él, pero presiento que a él también le gusto... no se, pero si no fuera así, no seguiría este apasionante beso.
Luego de unos segundos el beso fue desaprendiendo entre cortos y exquisitos beso; ambos nos miramos y nos abrazamos, Tom me separó un poco de él y dijo: -Ya no te quiero como un hermano; Bill tu me gustas, me vuelves loco, y es algo que ya no puedo soportar...
-Yo menos Tom. Tomy yo.. yo te amo.. –Me dio otro beso, muy parecido al que me daba por las noches. Pues claro, él se creía que yo no me despertaba, pero siempre me hacía el dormido... sabía que en cualquier momento entraría a mi cuarto y me daría el beso de todas las noches, y no me podía dormir, tenía que estar bien despierto, sino, no me enteraría de nada.
-Bill, por la noches yo.. –Sonreí. Él aún creía que yo dormía...
-Tomy, no te molestes en contarme, yo estaba despierto. Luego de tu beso me dormía. –Se puso un poco coloradito, pero en seguida se acercó y me dio un tierno beso. Lo abrasé y él me levanto, quedando totalmente en sus brazos.
No tenía la mínima idea de cómo había pasado todo esto, solo paso y ya. A los dos nos gustaba esto, los dos nos amamos, o bueno, yo lo amo; pero ¿y Tom? ¿Me ama realmente como yo a él?
-To-Tom... –No me dejaba hablar, sonreía y me volvía a besar.. -¡Tom! –Se rió y me dejó continuar: -Tu.. ¿Realmente me amas? –Se mordió el labio inferior, sonrió y me abrazó aún mas. Se acercó a mi oído y dijo: -Bill, hoy te hago una promesa y te lo voy a cumplir: de tus ojos soy esclavo y viviré para ti... ¿Si? Recuérdalo mi vida. –Me miró y en su mirada era distinta, no era la misma mirada con la que miraba a otras chicas, conmigo era diferente, se notaba un hermoso brillo, le creí. Tom me ama. Ya no lo dudo.
-Y dime Bill, ¿Tu me amas de verdad?
-Si Tomy, tu eres la razón de mi vida, yo por ti doy todo, realmente me diste vuelta el mundo de un segundo al otro. No sé cómo, ni por qué, pero te amo y es lo único que me importa. Solo te voy a pedir que me prometas algo más..
-Todo lo que tu quieras... –Lo tomé por las mejillas y lo volví a besar, amo sus besos, son únicos.
-Prométeme que nunca me vas a dejar, y que pase lo que pase, siempre vas a luchar por nuestro amor. –Me volvió a besar, se despegó un poquito, nuestros labios se rozaban cuando dijo: -Lo prometo. –Sonreí y como un imán nos volvimos a besar.
-Yo también te lo prometo, amor.
Narra Tom:
Nunca esperé la reacción de Bill, la verdad el me amaba, y yo como un estúpido no me daba cuenta.. “Que ciego eres Tom”
Bill no se despegaba de mi, no quería soltarse ni un segundo, pero lamentablemente lo tendríamos que hacer. Cada uno tenía tareas por hacer, y no se harían solas.
La verdad no quería soltarlo, pero debía hacerlo..
-Amm.. Bill...
-Si ya se, lo quehaceres del hogar, las compras, etcétera, etcétera.. –Sonreí y Bill me soltó un poco triste por hacerlo. Le di un beso que hizo sacarle una enorme sonrisa.
A mi me tocaban hacer las compras, así que me dirigí al coche y me encamine al supermercado. Aún no podía creer que Bill me amara, era un sueño echo realidad para mi, ahora tenía que cumplir otro sueño, debía pedirle que fuera mi chico; lo quiero solo para mi.
Luego de hacer las compras me dirigí a una joyería, le compraría un anillo. Mi idea era ir a la playa, al lugar que encontramos con Bill de pequeños, recuerdo que por ahí pasa un río, que supongo, termina en el mar, hay muchas plantas y flores muy lindas que a Bill le gustan. Sería el lugar perfecto para pedirle que fuese mi novio, aunque parezca una locura.
Entre a la joyería, había muchas cosas lindas... la verdad, no tengo idea de cual le pueda llegar a fascinar.
-Disculpe, ¿en qué lo puedo ayudar? –Me di vuelta, y... ¡Valla! Era una joven muy bonita, pero yo no podía pensar en eso.
-Buenos días... –Sonrió dejando ver su perfecta y blanca sonrisa. -...Necesito un anillo para una persona muy especial...
-Si, acérquese por aquí que enseguida le muestro unos modelos.. –La seguí, me acercó a un mostrador donde estaba lleno de anillos... me mareaba ver tantos juntos. -..Aquí como verá, tiene una gran variedad de anillos. Una pregunta, ¿Es para hombre o mujer?
-Para hombre. –Dije muy confiado, noté como abrió un poco mas los ojos, se había sorprendido, no esperaba esa respuesta. -..Es para mi gemelo.. –Sonrió.
-Muy bien, ¿hay alguno en especial que le guste? –la verdad, no. No veía a Bill con alguno de esos anillos, eran muy “clásicos” por así decirlo..
-Pues la verdad no mucho; él tiene un estilo mas bien... Androgino.
-OH, ya entiendo. –Me enseñó otro tipo de anillos, y allí estaban.. ¡el estilo de Billy!
Luego de buscar y buscar conseguí algunos, no me decía entre dos, que por cierto estaban muy lindos, así que se los compre a los dos. Espero que le guste mi regalito.
Guardé los anillos en mi auto, y conduje hasta casa. ¡Por fin iría a casa!
[AL MEDIO DÍA]
Mamá ya había llegado, estaba preparando la comida. Bill estaba en su cuarto cantando y escuchando música. Yo estaba en mi habitación jugando con los videos, algo raro en mi. Pero como ya estaba perdiendo mucho, decidí apagarlo y visitar a mi pequeño hermano; no tuve que hacer muchos pasos que digamos, teníamos un armario compatible, así que cruzaría por ahí... como lo hago siempre. La música estaba demasiado fuerte, así que no me escucharía cuando le golpeara su lado del armario. Abrí la puerta y Bill estaba de espaldas a mi, me acerqué sin hacer ruido y lo abrasé por detrás.
-¡AAAY! –Se había asustado, pero esa no era mi intención. Lo di vuelta, haciendo que quedáramos frente a frente.
-Hey, no te asustes... –Le dije al oído. Él sonrió y me dio un tierno beso. Bajó la música y pudimos escuchar que mamá nos llamaba para comer. Bajamos en silencio, no había nada que decir. Bueno yo ahora les iba a dar la noticia de que llevaría a Bill a la playa. Nos sentamos uno en frente del otro, y mamá al medio de los dos. Sirvió la comida y comenzamos a comer. No sabía como decir que llevaría a mi hermano a la playa, porque hacía mucho que no íbamos solos, y hacía aun mas tiempo que no lo invitaba yo. Como siempre, Bill no comió mucho al igual que mamá. Yo ya estaba lleno, no tenía muchas ganas de comer que digamos. Mamá juntó los platos y los puso a lavar, se acercó al congelador y sacó tres potecitos de helados. Miré a Bill y él sonrió, hay veces que parece un niño, pero lo hace aún mas tierno.
-Gracias.. –Dijimos ambos cuando mamá nos dio nuestro pote correspondiente. Bueno, ahora si diría lo de la noticia.
-Amm... mamá... –Ella me miro. -...Hoy llevaré a Bill a la playa... –Bill me miró como diciendo: “Ni siquiera sabes si quiero ir..” entonces en ese mismo momento, antes de que él hablara, le pregunte: -¿Quieres ir? –Asintió asombrado. Sonreí.
Subí a mi cuarto, ya había terminado de comer, y de pedir permiso para salir. Por suerte mamá no sospechó nada. Me recosté en mi cama, boca abajo; sentí que se abrió la puerta de mi armario, así que de inmediatamente me di cuenta que era Bill. Pude notar que su mano recorrió todo mi espalda, se sentó cerca y me comenzó a acariciar mi mejilla derecha.
-¿Qué pasa amor? –Notaba que estaba raro, por eso se lo pregunte..
-Nada Tom, presiento que algo estas por hacer... –Sonreí. Bill estaba sospechando, y no era para menos.
-Ok, ¿nos vamos? –Dije poniéndome de pie, extendí mi mano para que él la tomara y se levantar. Bill se acercó al armario, y saco un abrigo.
-Afuera está nublado, a lo mejor llueva. –Ya que dijo esto, también tomé una campera.
Subimos al coche y nos dirigimos a la playa, el recorrido no era muy largo, por suerte vivíamos cerca. Al parecer Bill tenía razón, ya iba a llover, pero igual nos bajamos del coche y nos encaminamos al lugar que habíamos encontrado de pequeños.
No sabía como empezar, quería que él supiera lo mucho que lo amaba, pero no me era fácil, era la primera vez que tomaba algo serio, digo, con mi hermano. Tenía miedo a su reacción, hace un par de horas nos dijimos lo mucho que nos amábamos, así que era muy temprano para pedirle que fuésemos novios. Miré los anillos al notar que Bill estaba distraído; este seria el primer regalo que le haría a la persona que amo, mas allá de hermanos.
Bill se acercó y comenzó a besarme, lo tomé de la cintura para profundizar el beso. Nuestras lenguas se peleaban por ser la primera en entrar en el territorio de la otra; las manos de mi gemelo se perdían por debajo de mi ropa, y las mías se perdían en su cadera. A medida que el beso fue “disminuyendo” tome el coraje, estaba decidido a decírselo. Saque las cajitas con los anillos...
-Amm.. quería regalártelos, espero que te gusten... –El me miró sonriente y tomó los obsequios. Pude notar su expresión al abrir esas cajitas, esos simples anillos le habían gustado o eso era lo que aparentaba. Los saco del paquete y se los colocó, le quedaban perfecto, me dio un gran abrazo y comenzó a besarme, lentamente subió una pierna, la tomé y de inmediato subió la otra, había quedado encima mío, estaba colgado en mi musculoso cuerpo. Traté de poder hablar, Bill lo notó entonces me miró con una gran sonrisa y dijo: -Gracias mi amor, son hermosos..
-Bill, yo queria saber si tu... quieres ser mi novio... –Bill fue empequeñeciendo la bella sonrisa que tenía. Eso me preocupó. -...Pero no te sientas obligado amor...
-Shh... me sorprendí porque no espere que me lo preguntaras, ¡Obvio que quiero! –Me beso y por arte de magia comenzó a llover, este era el mejor momento de mi vida, nunca podría olvidármelo. Era la persona mas feliz del mundo; no me importaba lo que los demás pensaran de mi. Yo quería a mi hermano.. ahora novio, había prometido no dejarlo nunca y lo iba a cumplir. A su lado por fin me sentía vivo, era como volver a nacer; Bill era todo lo que tenía, tengo y tendré, no se que haría si él me dejara. No podría soportar el inmenso dolor. Pero quien sabe lo que pasará, es mejor vivir el segundo que estar pensando en el futuro. Por ahora todo está bien, y es lo único que me importa: Nuestra felicidad.
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