Cap. 2 – Quiero ser valiente
…se dice que los sueños son la puerta al subconsciente, desearía nunca soñar…
[…]
Cuando desperté a la mañana siguiente mi cabeza había mejorado mucho, me levante de la cama y me dispuse a desayunar algo. Pase frente al cuarto de Bill pero no lo encontré ahí. Al llegar a la cocina noté que no había nada comestible, por lo que me dispuse a tomar una ducha.
Regresé por donde había llegado pero esta vez con rumbo al baño que se ubicaba justo frente a mi habitación, probablemente seguía algo dormido pues al entrar una nuble de vapor cegó mi vista y me hizo darme cuenta de que mi gemelo se estaba duchando. Él no me escucho entrar pero yo si podía escuchar sus cantos mientras se aseaba.
De pronto una sensación ajena a cualquiera que había sentido jamás se apoderó de mi cuerpo. Sentí la necesidad de correr la delgada cortina que le brindaba privacidad, pero no entendía por qué.
En un intento por reprimir esa sensación que se estaba apoderando de mi ser con cada segundo que me mantenía en aquel lugar, di un paso hacia atrás topándome con el bote de ropa para lavar que me hizo caer de espaldas al instante. Al caer golpee mi cabeza contra el suelo lo que provocó que mi visión se nublara. La habitación se volvió de un negro intenso para después dejarme ver pequeñas partes de ella.
- ¡Tom! ¡Tom! ¡Tommy despierta por favor! – cuando mi vista se aclaró pude ver a mi hermano hincado a mi lado con su mano en mi frente.
- Hmm… ¿qué pasa? – dije incorporándome para quedar sentado.
- ¿Cómo que, qué pasa? ¡Te caíste y te golpeaste la cabeza! ¡Por poco me matas de un susto, pedazo de animal!
- Agh… cuando al fin había sanado mi cabeza… - en ese momento pude enfocar mi mirada en él y percatarme de que no llevaba más que una toalla a la cintura.
Pude sentir como la sangre se agolpaba en mi rostro para tornar mi clara piel en un rojo intenso, entonces esa sensación que había sentido antes de caer volvió a mí. Esa maldita sensación, la odiaba pero me agradaba al mismo tiempo. Era como mariposas no solo en el estomago sino en todo mi cuerpo.
Miré a Bill a los ojos y ya que somos gemelos se percató de mi sensación. Retiró su mano de mi frente y se echó un poco para atrás.
- Tom, ¿estás bien?
No dije nada, no había palabras que tuvieran la necesidad de salir de mi boca. Solo me incorporé hacia él y dejé que ese sentimiento que me invadía tomara posesión absoluta de mi ser. Él sabía lo que pasaría y lentamente yo me fui percatando de lo que sentía y de lo que estaba a punto de hacer.
- Tommy… - su voz rompió el hechizo en el que estaba encerrado y me hizo retroceder.
- ¿Qué demonios estoy haciendo? – me levanté de un brinco y me dirigí hacia la puerta para salir, pero sus manos se enredaron alrededor de mi cuerpo en un intenso abrazo.
- N…no te vayas – su voz era temblorosa pero perfectamente audible. Voltee para encontrar su rostro frente al mío. Tomé su cara entre mis manos y la acerqué lentamente a la mía.
- Bill…esto no está bien… - retiré mis manos de su rostro y me dejé caer suavemente en el suelo.
- ¿Por qué no? – su voz sonaba triste, se sentó frente a mí y puso sus manos sobre las mías.
- ¡Porque somos hermanos joder! – mi tono se tornó molesto, no es que estuviera enojado con Bill, ni que no quisiera dejar mis emociones volar, es solo que tenía miedo de lastimarlo.
- Entonces como soy tu hermano no me puedes amar…
- Claro que te amo…pero es un amor diferente…
- ¡Entonces no quiero ser tu hermano! ¡Quiero ser un completo extraño! – apretó los ojos con fuerza para que no notara que ríos de lagrimas salían de ellos. Una de las cosas que no soporto es verlo llorar, lo tomé en mis brazos y lo abrasé con fuerza.
- No quiero verte llorar…
- Bésame… - dijo en un susurro que me pareció más un grito.
- ¿Qué? – había escuchado bien, pero no tenía el valor de hacerlo, sabía que si lo hacía después no podría parar.
- Ya nos hemos besado antes…no es tan difícil… - sus palabras me consternaron. ¿Lo habíamos hecho antes? ¿Ya nos habíamos besado? ¿Cuándo?
- ¿Cómo dices?
- Bueno yo ya te he besado… - entonces recordé mi sueño, esa voz, esas manos, esos labios…era Bill…
- ¿Mientras dormía? – tenía miedo de oír la respuesta, pues si acertaba significaría que todo el tiempo lo había sabido en el fondo.
- Si… - esta vez su vos fue casi inaudible – Tom… yo te amo, más que como a mi hermano, te amo como hombre, como persona, como alma gemela…
En ese momento mi temor se volvió realidad, todo lo que había dicho y hecho, solo me habían logrado que me diera cuenta de lo estúpido que había sido por no querer aceptar mis sentimientos.
Lo tomé por los hombros y planté un beso intenso en sus labios, estos se abrieron en el instante que sintieron los míos y devolvieron mi beso. Después de unos segundos de fusionar nuestras bocas nos separamos en busca de aire y la mirada del otro.
- Es mucho mejor que cuando este dormido – dijo con una sonrisa tímida dibujada en su rostro.
- Puedo hacer mucho más que cuando estoy dormido
Lo tomé por la espalda y lo atraje a donde me encontraba yo, haciendo que quedara entre mis piernas. Comencé a besarlo de nuevo y él no se resistió, nuestras bocas se fundían una con la otra, mientras nuestras lenguas buscaban complacer al otro. Deslizó su mano por debajo de mi playera y acarició mi espalda, cada rose me hacia arder en llamas.
No podía contenerme más, deslicé mi mano bajando por su espalda hasta llegar a la toalla que vestía mi hermano, y ese fue mi primer error…
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