- Bill, nos vamos. –Me dijo mi mamá abriendo la puerta de mi habitación. La luz que entró desde afuera me cegó un poco al reflejarse en la pared.- ¿De verdad estás bien?
- Sisi mamá, -sorbí por mi nariz y suspiré para que mi voz no temblara- estoy bien.
- Cualquier cosa nos llamas, ¿si? Y está tu hermano, por si las dudas.
- Mhm... –fue lo único que respondí-
Hermano. Hermano. Hermano. Maldita palabra que limita. ¡De tenerla escrita rasgaría esa palabra!, gritó Romeo y cuanto lo entiendo ahora.
Mi mamá cerró la puerta dejándome de nuevo a oscuras. Había pasado toda la tarde encerrado en mi cuarto llorando. ¿Por qué tengo que sentir esto que siento? ¿Por qué vos no lo sentís? O si lo sentís, ¿por qué no lo demostras? ¿No se supone que tenemos confianza, que sentimos lo mismo al mismo tiempo por tener esa “conexión única que tienen los gemelos”? ¿¡Por qué mierda no sientes esto que siento yo y vienes a rescatarme!? ¿¡Por qué Tom!? ¿¡Por qué!?
De repente, el silencio fue interrumpido por una seguidilla de notas musicales. No lo soporté más.
Es ahora o nunca.
Me levanté, arrastrando un par de pasos las cobijas. No me importó si mis ojos estaban rojos, si tenía una máscara negra en vez de un delineado, no me importó no estar con pantalones.
Abrí con furia mi puerta, y me encaminé hacia la puerta contigua, abriéndola de un azote haciendo que rebote contra la pared con un estruendoso ruido.
- ¿Pero qué...? ¿Bill? –Me preguntó preocupado.- ¿Estás bien?
Se paró, dejando su guitarra en el suelo y se acercó a mí. Me tomó por los hombros al ver que no respondía nada.
¿No sientes esto Tom? ¿No lo sientes?
- ¡Bill respóndeme mierda! –Me gritó, zarandeándome- ¡Bill! ¿¡Estás bien!?
Lentamente clavé mis ojos en los suyos y sentí una descarga eléctrica azotarme la espina dorsal. Si, Tom estaba sintiendo lo que yo, ya que me dejó quieto.
Lentamente puse mis manos en su fuerte pecho y lo empujé hasta que cayó sentado en la cama.
- ¿Bill? –murmuró-
Me senté a horcajadas sobre él y le tomé la cara entre las manos. Me miró con los ojos brillantes de sorpresa y desconcierto.
- ¿Billy? –volvió a murmurar, pero ahora en un volumen más bajo-
Reprimí un sollozo en mi garganta, pero las lágrimas siguieron cayendo por mi rostro.
Me acerqué a tu cara, rozando nuestras narices, sintiendo tu nerviosa respiración chocar contra mí. Cerraste los ojos y aquella imagen quedó grabada a fuego en mi corazón. Me estabas correspondiendo. Rocé mis labios con los tuyos, y los fusioné. Abrí un poco mi boca para atrapar la tuya, y jugar con tus apetecibles labios un poco.
Me separé y abrí mis ojos temerosos de lo que pudiera pasar ahora.
Ámame, ódiame, maltrátame, correspóndeme, no me importa que hagas conmigo ahora. ¡Te amo Tom y me importa un cuerno que seamos hermanos gemelos! ¡Te besé! Por un momento no fuimos parientes, por un momento fuimos Tom y Bill. Simplemente Tom y Bill.
Me observó entre confundido y temeroso.
- Bill... ¿Por...qué...?
- Te amo Tom. –Confesé, seguro- Te amo no sólo como hermano, sino como hombre.
Juntó nuestras bocas con desespero, dejándome tildado, aunque enseguida le correspondí. Con su caliente lengua acarició mis labios y los abrí, para que pudiera entrar en mi boca, para que se diera cuenta que aquí y ahora obtendría de mí lo que él quisiera, que podría hacer conmigo lo que a él se le pasara por la cabeza.
Me tomó de las caderas, posando sus manos directamente en mi piel, haciendo presión con sus dedos, para pegarme más a él. Yo, lo abracé por el cuello, intensificando el beso, haciéndolo más apasionado. Nuestras lenguas ya jugaban entrando y saliendo de la boca del otro, haciendo una danza sensual.
Gemí quedamente al sentir las manos de Tom colarse por debajo de mi remera y acariciar mi piel. Separó la unión de nuestras bocas y después de tomar una bocanada de aire, acercó sus húmedos labios a mi cuello y comenzó a besarlo y succionarlo con desesperación.
Volví a gemir cuando sentí sus dedos pellizcar mis tetillas.
Metí mis manos por el cuello de su remera y arañé su espalda. Volvió a besarme con desesperación, a penetrar mi boca con su lengua.
- Quiero ser tuyo Tom. –Dije sobre su boca- Quiero ser tuyo aquí y ahora.
Me miró con deseo, con lujuria.
Tiré de su enorme remera y se la saqué, y luego él hizo lo mismo conmigo. Me paré, arrodillándome frente a él y le desaté el cinturón, para tirar de esos gigantes pantalones y arrojarlos lejos. Ahora estábamos en igualdad de condiciones.
Me volví a sentar sobre él, volviéndonos a besar y comenzamos a restregar nuestras semi-erecciones. Gemimos sobre la boca del otro. Acarició mi espalda desde mi nuca hasta meter las manos por debajo de la tela de mi boxer, tocando, apretando con desespero mi culo.
Tiré mi cabeza para atrás, desarmando el beso. Besó mi cuello, mientras sacaba una mano y acariciaba mi cara, metiendo un dedo dentro de mi boca. Lo besé, succioné, lengüeteé, y cuando estuvo bien empapado en saliva, lo llevó de nuevo a su anterior lugar.
Con sus dedos abrió mis nalgas y acarició mi entrada.
- Argh, Tom. –Gemí; él levantó la cabeza y me miró-
Su sonrisa de satisfacción al ver mi cara cuando ese dedo fue introduciéndose en mi interior, me excitó más. Comenzó a moverlo, a realizar un suave y tortuoso movimiento de mete y saca. Recosté mi cabeza en su hombro y comencé a gemir. Una mano la dirigí a su nuca, y la otra hizo un lento recorrido por su pecho, por su panza hasta su masculinidad. Cuando froté mi mano sobre su longitud, Tom soltó un gruñido desde lo más profundo de su garganta. Introdujo otro dedo más a su tarea al mismo tiempo que yo metía mi mano bajo su boxer.
Estaba en la gloria, estábamos en la gloria.
- Ah ya Tom, penétrame. Hazme tuyo. ¡Tom!
Sacó sus dedos de mi interior y me tiró a su cama. Se arrodilló entre mis piernas y me sacó la única prenda que quedaba en pie, para luego sacarse la de él.
Los dos, desnudos, duros, deseosos del otro, deseosos de amor.
Se recostó sobre mí, frotando su masculinidad sobre la mía, mientras me penetraba con su lengua en la boca.
Gemí; gimió. Nuestros nombres resonaban en su habitación.
- Bill, mmm... Me vengo.
- Yo también. ¡Ah!
Deslicé mis manos por su espalda hasta clavar mis uñas en su culo.
Aumentó el movimiento de sus caderas mientras nos deshacíamos en suspiros, en gritos, y nuestros abdómenes quedaban impregnados de nuestra semilla.
Pero esto no quedaba acá. Porque aún los dos seguíamos duros, aún los dos queríamos más.
Limpiamos nuestro enchastre con las sabanas y Tom metió dos dedos en mi boca. Lo más sensual que pude los succioné y luego nos besamos.
Me giré, apoyándome en las rodillas y mis manos en la pared. Tom se me apoyó, corriendo mis rastas de mi nuca y besándola, mientras hacía lo suyo en mi entrada con sus dedos.
- ¿Te duele?
- Sólo un poco. Mete otro dedo.
Y me hizo caso. Tiré la cabeza para atrás, apoyándola en su hombro. ¡El dolor me estaba partiendo a la mitad! Me empujó hacia delante y sacó sus dedos, para apoyar la punta de su miembro e ir entrando de a poco.
- Estás estrecho. –se quejó-
- Me estás partiendo.
- Humm... –gimió-
Puso una mano en mi cadera, para hacer fuerza sobre mí, y la otra la dirigió a mi boca. Chupé sus dedos y los mordí suavemente. Él los deslizó por mi cuello, mi pecho, mi vientre, hasta que se cerró sobre la base de mi dura masculinidad.
Comenzó a masturbarme mientras entraba más en mi interior. Una vez que estuvo dentro por completo, comencé a moverme lentamente. Él gimió en mi oreja.
- Así Billy, así... -Tenía la voz más ronca que de costumbre.-
Yo me deshacía en gemidos, en palabras de placer. Estaba tocando el cielo, el universo.
Me bajé de la pared, apoyando mis manos en la cama. La penetración se hizo más profunda, y Tom dejó de acariciarme para tomar mis caderas y hacer más fuertes las embestidas.
- ¡Aahh Tom! –jadeé-
- Sos perfecto Bill...
Comencé a masturbarme, sincronizando mi mano con la pelvis de Tom. Si seguía así no iba a aguantar mucho más.
Él comenzó a moverse más deprisa, a chocar con más fuerza su pelvis contra mi culo.
- Ya Billy, no aguanto.
- Aguanta...un poco más –jadeé moviendo más deprisa mi mano.- ¡Ahhh ya!
Me vine a la vez que él lo hizo en mi interior. Los calambrazos hicieron que me encorvara, pegando mi espalda al pecho sudoroso de mi hermano. Gruñó en mi oído, lo que me hizo sonreír de satisfacción.
Salió de mí y se tiró para atrás, empujándome con él. Me recosté sobre su cuerpo y lo miré sonreír. Observó mi cara y con una mano me la corrió hacia un costado. Me pasó la lengua por la mejilla y luego con una sonrisa me mostró lo que había juntado.
- Guarro –le dije sonriente y cansado-
Encerré su lengua en mi boca, sintiendo el sabor mezclado de su saliva y mi semen.
- Creo que deberíamos ir a bañarnos... –me dijo serio- No creo que a mamá le guste vernos tan sudados y sucios, ¿no? –sonrió, pícaro-
- Creo que no. –reí y nos dirigimos al baño.-
1 comentarios:
PERFECTOOO :D O.o me encantoooooooooooooo muucho mucho
esta genial realmente =D =D =D te pido por favor lo continuees xD quiero la parte del bañoooo :D ha de ser muy divertido ;) jajajaj porfaaa otrooo :D
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