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En este momento aprieto fuertemente mis ojos, hace un momento trate de abrirlos después de no sé cuánto tiempo de mantenerlos cerrados, pero la luz que recorre la habitación en la que me encuentro no me permite hacerlo, es como si tuviera el sol a poca distancia mía, ya que por más que trato de abrirlos la luz me enceguece por completo.
Además de eso, siento como mi cabeza me da vueltas, pienso que quiere estallar, no entiendo porque últimamente me encuentro más débil, tal vez sea que me estoy exigiendo más de lo que debo y puedo aguantar con una vida como la mía, pero la verdad es que no me quiero dar cuenta de ello, simplemente no lo quiero aceptar.
Cubro mis ojos con un brazo hasta que pueda acostumbrarme a la luz. –Vaya me duelen hasta los huesos. –Digo en voz alta terminando con un largo suspiro de cansancio y dolor.
-A mí también me dolerían hasta los huesos con esa maldita rutina tuya. –Escucho decir aquello y como por inercia levanto mi espalda cansadamente, quedando sentado en una suave cama, que por lo que podia oler era mi habitación, sin abrir mis ojos, coloco una de mis manos sobre mi frente y la sobo para tratar de eliminar el dolor.
-Pensé que hoy no ibas a venir.
-Como quieres que te deje si ayer en la noche que me iba a ir, te desmayas en mis brazos.
-Vaya, últimamente me e desmayado constantemente sin saber la razón. –Escucho una pequeña risa burlona a mi lado, seguida de un fuerte y duro golpe a mi mesita de noche establecida junto a mi cama.
-¡¿QUE NO SABES PORQUE?! –Dice gritándome y parándose furiosamente, tirando la silla en la cual estaba sentado agarrándome la mano, empieza a dar vueltas por toda la habitación, caminando histéricamente.
-Te he dicho que dejes esa rutina que lo único que está haciendo es matarte!.
-Pero tú sabes, que por más que quiera no puedo hacerlo, todo aquello es mi vida. –Le respondo tranquilamente.
-Pero…
-Pero nada. –Le interrumpo antes de que continúe. –Dejémoslo así o terminaremos peleando como antes. –Lanza un suspiro de resignación mientras levanta la silla caída y se vuelve a sentar a mi lado, de nuevo agarra mi mano.
-Bill tu sabes porque digo y hago todo esto. –Termina de hablar y empieza a acariciar mi mejilla. –Bill, mírame, por favor. –Más que una petición, me lo exige y suplica a la vez.
-Lo obedezco y por fin abro los ojos que estuvieron cerrados en todo instante, ya que si veía su cara caería más rápido. Al abrirlos me topo con los suyos que me miran atenta y fijamente, en ellos lo único que se reflejaba era preocupación, recordándome aquella vez que los vi por primera vez.
- - - - - Flash Back - - - - - -
Oye tu, despierta. –Escuchaba decir insistentemente a una voz desconocida para mi, mientras esa persona que me estuviera llamando me tambaleaba agarrándome de los hombros. Su toque en mi cuerpo se sentía muy cálido, así que abrí los ojos para ver de quien se trataba.
-Al abrirlos me encontré con un hermoso chico, piel blanca y suave por lo que se apreciaba, unos labios rosados y bellos, y esos ojos transmitían diversos y demasiados sentimientos para tan pequeñas pupilas que el tenia, en ellas reflejaba severidad, pureza, fuerza y muchas otras emociones que hacían que yo me estremeciera por completo.
Nunca nadie antes me hizo sentir todo eso con una sola mirada, además de sus ojos su belleza se complementaba con su vestimenta con toque original, que no todas las personas poseían.
Vestía con un pantalón negro ni muy pegado ni muy flojo, unos tenis negros, una preciosa camisa negra pegada a lo que parecían unos músculos muy bien formados, una palestina negra que cubría su cuello terminando con un corte triangular sobre su pecho, y lo que lo hacía ver más apuesto eran aquellos aretes negros en ambas orejas y uno plateado en su labio, además me fascinaban las rastas negras que tenia sujetadas a una liga.
Se podría decir que el simplemente era perfecto. Después de que yo sentía que ya lo había inspeccionado demasiado de pies a cabeza, por fin le pregunto a aquel extraño. –Quien eres tu? Y que haces aquí?.
-Me llamo Tom y te encontré inconsciente en medio de la calle, así que no podía dejarte ahí simplemente y te cargue en mis brazos, en los cuales poco después despertaste casi inconsciente y me dijiste que te trajera a esta pocilga, así que te traje para que descansaras pero no me quería ir sin saber que te encontrabas bien ya que te ves demasiado agotado.
-Te agradezco por traerme a mi pocilga de departamento, y ya estoy bien por si ahora ya te quieres retirar. –Le conteste fríamente quien se atrevía a ser para juzgar mi departamento.
-Así es como me lo agradeces?, pues que grosero de tu parte. –Me dice indignado por mi actitud fría. –Es lo que me pasa por preocuparme por un extraño.
-Lo siento. –Fue lo único que pude decir. –No suelo tratar bien a las personas en un principio, es muy difícil para mí hacerlo, y no debí hacerlo contigo, tienes razón no muchos suelen ayudar a un extraño. –Después de decir eso nos quedamos en un incomodo silencio, por parte de los dos, y soy el primero en hablar después.
-Mi nombre es Bill, perdona si hice que te preocuparas, tan solo fue uno de mis repentinos desmayos. -Le digo sonriendo, con lo cual alcanzo a ver como se sonroja.
-Y porque te desmayas frecuentemente como dices?. –Me dice algo apenado. Pero yo me tenso al escuchar su comentario así que mejor decidí cambiar el tema.
-Creo que es mejor que te retires, veo que tenías cosas que hacer o si no, no me hubieras despertado, además de que tengo muchas cosas que hacer la verdad.
-Parece como si mi respuesta no se la hubiera esperado ya que abrió la boca sorprendido, al fin reacciono y ya sin decirme nada, por extraño que parezca en vez de salir por la puerta, salió saltando de la ventana, aunque estaba en el séptimo piso mi departamento.
Decidí que ya era hora de levantarme, ya que si no, no me hubiera dado de realizar mi rutina diaria, en ese aspecto agradecía al extraño, más bien a Tom por despertarme, al acordarme de él, mi cara se puso colorada, en verdad él era un chico muy guapo.
Llegue a eso de las 11 de la noche a mi casa, agotado y cansadísimo como siempre, pero al cerrar tras de mí, me sorprendo al ver a Tom sentado tranquilamente en mi cama. Antes de que yo pueda decir algo él me comenta.
-Como puedes vivir en esta pocilga, teniendo un trabajo de 9:30 de la mañana a 1 de la tarde en una guardería, otro de 1:30 a 4 como modelo, otro de 5 a 8 como niñero y uno ultimo de 8:30 a 10:30 como mesero en un bar, y dime así como no quieres tener tus llamados desmayos repentinos. No te entiendo porque todos esos esfuerzos?.
-Vaya, jamás pensé que me siguieras. –Le digo sonriendo incrédulamente. –Pero jamás lo entenderías. –Le digo lanzando un suspiro.
-Pruébame. –Me dice retándome.
-Me siento a su lado, y como esa persona me inspira confianza, le cuento un poco.-Aquello que hago, es porque además de que me gusta, necesito el dinero, y todo aquello que gano el 20% es para gastos del departamento y mios, 30% para algo muy importante para mi y el otro 50% para…
-Me quedo callado y él me insiste. –Para…
-Para mis terapias. –Le digo en voz casi inaudible.
-Se nota que quiere saber y preguntarme sobre mis terapias, pero que no se atreve, así que le doy una pista.
-Tengo una enfermedad incurable y necesito mucho dinero para las terapias, aunque nunca me deshaga de esta enfermedad pero, para vivir más tiempo. –Le digo bajando mi vista melancólicamente.
-Vaya, que raro eres, trato de entenderte y no puedo, tienes muchos trabajos que también lo único que hacen son perjudicarte, pero no los dejas, no entiendo porque te torturas.
-No son torturas, además de que por más que trato de dejar algún trabajo, no puedo, simplemente son cosas mías.
-Se levanta la cama y pone un pie sobre la ventana, dándome a entender que se marchaba, pero antes de hacerlo me dice. –No eres normal Bill, eres diferente a muchas otras personas que he conocido, y de todos ellos, tienes algo que te hace único y me llamas mucho la atención.
-Antes de que se fuera me dio tiempo a responderle. –Tú tampoco eres normal, de hecho, ni siquiera eres un humano.
-Me voltea a ver extrañado, y con su hermosa sonrisa de la cual destacan dos filosos y lindos colmillos me dice. –No, no soy humano y me interesas aun más ya que nunca nadie se había dado cuenta tan rápido.
-Y de la nada, salto por la ventana, en verdad el tambien era alguien muy extraño.
Aquel fue el primer día en que me visito de muchos otros que le acontecerían.
- - - - - Fin Del Flash Back - - - - - -
Bill deja de estar en la luna. –Me dice pasando su mano frente a mis ojos, y como ve que no le hago caso me da un suave golpe en la cabeza.
-Solo recordaba algunas cosas. –Le digo dándole una de esas sonrisas, exclusivas para el, y que tanto le fascinan desde aquella vez en que me conoció.
-Y que recordabas precioso?. Me dice besando mi mejilla.
-Del día en que te conocí, en como ese día te preocupaste por mi sin querérmelo decir. –Le sonrío de nuevo pero veo como su mirada y todo su ser se entristece.
-Sabes, sigo sin entender todo lo que haces, aunque sabes que cada vez te haces más y mas daño, no lo dejas. –Le sigo sonriendo, y ahora yo soy el que acaricia suavemente su mejilla tratando de que quite su cara de tristeza.
-Tú sabes porque hago todo esto. –Le digo y él me contesta.
-Si tan solo me dejaras. –Me dice con pequeñas lágrimas brotando de sus hermosos ojos con toques de tristeza. –Bill por favor. –Me dice cada vez hablando más dificultosamente. –Déjame. –Tartamudea. –Déjame quitarte el cáncer… por favor.
Me destroza el verlo así, le quito las lágrimas que brotaban por sus ojos con la yema de mis dedos, y le digo tranquilamente tratando de calmarlo.
–Ya sabes que me gustaría, pero hacerlo implica que yo me convierta en un vampiro, y eso me alejaría de ellos, y no quiero dejarlos tú y ellos, son lo más importante en mi vida, además tú sabes que dejarías de ser inmune a la muerte.
-Como veo que él sigue llorando, lo beso dulcemente mientras siento como poco a poco el va reaccionando a las caricias de mis labios sobre los suyos.Simplemente lo que él no entiende es que lo amo demasiado, que no me permitiría quitarle su inmortalidad, ya que cualquiera aprovecharía a matarlo y yo no permitiría que eso sucediera.
-Billa, odio tu maldita enfermedad, odio que te sobre exijas demasiado, odio que no me dejes ayudarte, pero yo siempre estaré aquí para cuidarte, por algo tu eres mío y únicamente me perteneces a mí.Soy la única persona en este mundo que te puede poseer, y tenerte a tu lado. Simplemente yo soy el único que te puede amar.
–Todo me lo dice tan posesivamente que me encanta sintirme unicamente suyo, terminamos besándonos apasionadamente.
CONTINUARA =)
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