domingo, 24 de enero de 2010

Bar de mala muerte .Cap 1

                                                                     *Capitulo one*

(la cursiva significa flash back)

Pov Bill

-Ahora o nunca-Lance mi mochila por la ventana por la cual saldría. Pronto el "Toc, toc" se izo presente en mis oídos dándome a entender que mi padre no tardaría en entrar, por lo que decidí salir de una vez, bajando lo más rápido posible por la maya que estaba junto a la pared, por más de una vez casi me caigo, cuando por fin toque el suelo oí mi puerta, mejor dicho mi ex-puerta abrirse de golpe.

-Bill, ¿A dónde crees que vas? ¡Entra de una vez por todas si no quieres que te vaya mal!-Decía mi padre desde la ventana rojo de la rabia.

-¡No! ya no volverás a pegarme... Me voy-- Tome mi mochila y empecé a correr calle arriba para tomar un camión rumbo a Leipzig.

-¡¡¡Bill!!!- Podía oírlo gritar, pero que gritase todo lo que le diera la gana, no me regresaría y mucho menos para solo soportar sus golpes. No podía quedarme aquí por mas que lo quisiera, ya que si el me encontraba me iría muy mal, aparte tendría que cumplir la promesa que le hice a mi madre en su lecho de muerte.



Me encontraba con mamá en el hospital, ella acostada en una cama con varios moretones en la cara. Mi padre volvió a golpearla porque ella quiso defenderme, siempre era mi madre la que salía con moretones todo por el hecho de defenderme. Todos los días era lo mismo, mi padre tratando de golpearme, pero antes de que lo hiciera ella se interponía para protegerme, me sentía impotente por no poder hacer nada y mas por no poder defender al ser que me dio la vida y al único que a demostrado quererme.

Esa misma tarde paso lo mismo, solo que esta vez mi padre le dio un empujón que acabó con su vida pues ella cayo por las escaleras, llevándose un golpe fatal. Cuando llegamos al hospital tuve que rogar para que me dejaran entrar a verla, no querían dejarme pasar, pues era menor de edad. Después de tanto rogar, llorar… pude entrar.
Y ahí estaba yo, sentado en la cama junto a ella.

-Bill prométeme que a tu mayoría de edad te iras de casa y que no dejaras que tu padre te encuentre.

-¿Porque tendría que prometértelo?, cuando salgas de aquí tu y yo nos iremos lejos de papá-Dije sonriendo y dándole un pequeño apretón a su mano. Ella con su mano libre seco las lágrimas rebeldes que salían de mis ojos.

-Ya teniendo los 18 ve a buscar a tu tía Esmeralda y quédate con ella, nunca regreses con tu padre ¿vale?, prométemelo Bill.

-Pero... ¿Mamá?-Comencé a llorar cuando note que su mano ya no hacia presión sobre la mía y como poco a poco sus ojos se cerraban-Mami no me dejes, snif, prometo irme de casa y quedarme con la tía Esmeralda, pero no me dejes, no... Snif... No quiero estar solo-Me abrase a ella llorando y pidiendo que no me dejara, pero ya no me escuchaba, al poco rato una enfermera me saco del cuarto.



Desde ese día empezó mi infierno, mi padre todos los días tenia un pretexto para golpearme.
"Me avergüenzas" "Mira que marica me saliste" "Pareces una zorra con tanto maquillaje y esa ropa tan ajustada" "Mis amigos dicen que tengo una hija y no un hijo".

Esas eran siempre sus frases, cuando terminaba de decirlas empezaban los golpes y no acababan hasta que se cansara o hasta cuando ya no podía levantarme, era tan grande mi enojo conmigo mismo por no poder defenderme, no crean que no lo intente, de hecho un día le conteste y agarre sus manos para evitar mas golpes, pero todo fue inútil, el es mas fuerte que yo y los golpes fueron peor, se puso furioso porque me atreví a levantarle la voz.

Ya no volvería a soportar sus maltratos, me iría lejos... Muy lejos.

10 minutos llevaba sentado en las paradas de camiones y aun no llegaba ninguno con destino a Leipzig. Estaba a punto de irme con aventones, espere un poco más y después de un rato por fin llego un camión rumbo a Leipzig, cuando subí me fui hasta el fondo donde nadie me molestara y poder perderme en mis pensamientos.

Cuando llegara buscaría a mi tía y empezaría de cero, haría una nueva vida y me crearía así mi primera felicidad.

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